POR CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD, LAS FUERZAS ARMADAS «DESTACAN» EN SOCIEDAD

Paralelo a que el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad declaró a mayo de 2017 como el mes más violento desde 1997, nuevamente los altos mandos de las fuerzas federales se han pronunciado con un mecánico discurso antiviolencia y anticorrupción, pregonando que, desde las entrañas de la misma institución, llámese Ejército, Marina o Policía Federal, darán inicio a un proyecto que fortalezca la cultura de la legalidad y el combate a la corrupción, en pro de evitar cualquier práctica que atente contra la democracia.

«Fortalezcamos la cultura de la legalidad, transparencia y rendición de cuentas en todas las instituciones de la república. Estamos obligados a preservar el México donde la ley impere, la corrupción se erradique y la impunidad se destierre. La corrupción y la impunidad atentan contra la democracia, la dignidad y el bien común», ¡esa historia ya la leímos!

Lamentablemente para dichas instituciones, estos casos de violencia, corrupción e impunidad son un espectro que los persigue desde el inicio del sexenio y casos como Tlatlaya, Ayotzinapa, Tanhuato o Nochixtlán, hacen que tales propuestas y promesas se queden en un nivel muy epidérmico y únicamente se limiten a ofrecer disculpas.

Basta recordar que, el mismo día que se reunieron con legisladores para hablar de la Ley de Seguridad Interior, la CNDH emitió una recomendación, luego de que efectivos de la Armada irrumpieron en un domicilio de Culiacán, sin orden de cateo y violaron el derecho a la privacidad, libertad, seguridad personal e integridad de una persona, que días más tarde fue absuelta por el poder judicial.
Otro caso actual está en la PGR, «El Abogado de la Nación» con esa «disculpa» pública que ofreció 11 años después de haber detenido infundadamente a tres mujeres Hñähñú, en Querétaro, al acusarlas de secuestrar a seis integrantes de la entonces Agencia Federal de Investigación.

También el Ejército ha tenido que disculparse por aquellos actos irracionales en los que castrenses se han visto envueltos, como los evidenciados en un video, en el que aparecieron militares maltratando a una mujer, en febrero de 2015, acto en el que Cienfuegos exhortó a las fuerzas armadas a no permitir estos hechos y decisiones que calificó de individuales, irracionales y equivocadas; sin embargo, esas palabras no han tenido efecto, pues los casos, con o sin impacto mediático, continúan presentándose.
«Solo lograremos superar estos males que nos aquejan con voluntad y decisión, entrega y perseverancia y con la ferviente vocación de servir a México», expuso el titular de Sedena, durante la inauguración de un taller sobre obligaciones y responsabilidades bajo el esquema del Sistema Nacional Anticorrupción.

Si bien, durante el acto de hoy se dijo que la promulgación de las reformas para el combate a la corrupción, impulsadas en este gobierno, constituyen un hecho sin precedentes, es más que urgente reflexionar que esa violencia asestada a la sociedad por el mismo Estado, a través de sus instituciones de seguridad federal, restan credibilidad en la transparencia y el ejercicio justo con el que un gobierno se debería dirigir.

En lugar de exclamar apolilladas disculpas y promesas, con urgencia las fuerzas armadas tienen que prevenir, investigar y sancionar aquellos excesos de violencia, con los que sus elementos colaboraron en las cifras del pasado mayo, pues justamente esa zona oscura en el iceberg, que todavía goza del fuero federal, corta las alas a cualquier intento de ejercicio democrático.

HOY NOVEDADES /EN BOGA