La estación de bomberos Ave Fénix surgió en 2006
Ave Fénix se edificó sobre las cenizas del antiguo centro nocturno Lobohombo.
La leyenda indica que una vez que el fénix muere, y arde hasta quedar reducido a cenizas, este renace de las mismas para resplandecer una vez más y por toda la eternidad. Este mito es retomado por la estación de bomberos Ave Fénix, la cual fue inaugurada en 2006 y toma su nombre debido a que fue construida en el mismo lugar donde el centro nocturno Lobohombo se quemó el 20 de octubre del año 2000.
«El agradecimiento de la gente es nuestro mejor pago».
Con 12 años de vida, esta estación de bomberos no solo tiene la labor social de apoyar en diversas emergencias, sino que también funciona como una escuela que ayuda a la formación de nuevos bomberos. Así, lo que terminó como un horrible accidente a finales de 2000, hoy en día es un soplo de vida para el entrenamiento de futuros héroes que buscan prevenir y auxiliar en siniestros de esta y otras índoles.
Así lo asegura Carlos Alberto Cordero, bombero segundo e integrante de dicha estación, quien comenta que ―en todos los años que lleva de servicio y aunque está consciente de los riesgos que su noble labor conlleva― siempre es una enorme satisfacción ayudar a la gente, cuyos agradecimientos son el mejor pago que pueden recibir. Por tal motivo, le pide a la ciudadanía que continúe confiando en ellos y animándolos, pero también la exhorta a facilitarles su labor desde cosas tan sencillas como no hacer llamadas falsas de auxilio o cederles el paso cuando alguno de sus camiones se dirige a alguna emergencia, pues los pocos segundos que se mantengan detenidos en los congestionamientos vehiculares pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte de una persona.
«Unos pocos segundos son la diferencia entre la vida y la muerte».
Respecto a su día a día, este bombero segundo asegura que la labor de todos sus compañeros nunca termina, pues las emergencias no tienen horario y, por ende, deben estar preparados las 24 horas del día durante los 365 días del año.
Asimismo, externa que, más que compañeros, se asumen como una familia, por el tiempo de calidad y las experiencias que viven codo a codo, pues, si bien menciona que quizá sea un poco difícil tomarle cariño a una estación de trabajo ―debido a que suelen trasladarlos de una a otra cada cierto tiempo―, entre ellos surge una hermandad que los ayuda a dar lo mejor de sí en los accidentes a los que acuden, pues saben que, antes de su bienestar, está el de aquellos que los necesitan y, en muchas situaciones, quienes requieren esa ayuda son sus mismos camaradas bomberos.
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HOY NOVEDADES/ CDMX