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La encuesta se le hizo a 2 077 brasileños en 130 ciudades.

Priorizar la relación con Estados Unidos no es bien visto por la mayoría de los brasileños.

A unos cuantos días de que Jair Bolsonaro asuma la presidencia de Brasil, siguen surgiendo las voces en contra del próximo mandatario por sus prioridades en materia de política exterior.

Y es que desde que se encontraba en campaña, Bolsonaro manifestó su deseo de reforzar los actuales vínculos con Estados Unidos y buscar mayores lazos con el gobierno de Donald Trump, de quien se ha declarado admirador. Tales posicionamientos han sido reforzados recientemente por el político, ya como presidente electo del país sudamericano, lo que ha despertado el rechazo de algunos brasileños.

De acuerdo con un sondeo realizado por el Instituto Datafolha, el 66 por ciento de los  brasileños señalaron que no están de acuerdo con el acercamiento prioritario que propone Bolsonaro con Estados Unidos, solo el 15 por ciento de los encuestados se pronunció «totalmente de acuerdo» con esta situación; un 14 por ciento aseveró que apoya de forma parcial el priorizar la política exterior con Washington en perjuicio de otros países.

La postura de Bolsonaro ha quedado clara al externar que desea trasladar la embajada brasileña a Jerusalén en detrimento de Tel Aviv, donde se ubica actualmente, tal y como lo hizo Trump. Además, el presidente electo de Brasil ha señalado en varias oportunidades que buscará acercarse Israel, lo cual podría ser cuestión de tiempo puesto que hoy se reúne con Benjamín Netanyahu, primer ministro de ese país.

Hijo de Bolsonaro es acusado de evasión fiscal

El diputado por el estado de Río de Janeiro, senador electo e hijo del presidente electo,   Flavio Bolsonaro, deberá comparecer ante las autoridades pues se encuentra en medio de un caso de evasión fiscal que podría tener consecuencias poco favorables para su padre, quien asume la presidencia de Brasil el próximo martes 1 de enero.

Porque el mayor de los Bolsonaro, Jair, aseguró durante su campaña electoral que como presidente combatiría y terminaría con la clase política brasileña que realiza actos de corrupción valiéndose de su posición y poder. Esa y otras promesas fueron algunos de los argumentos por los que ganó las elecciones por un margen tan amplio.

El caso de Flavio Bolsonaro salió a la luz pública cuando el Consejo para el Control de Actividades Financieras de Brasil advirtió 1.2 millones de reales sin declarar antes las autoridades tributarias, cantidad que fue depositada en la cuenta bancaria de su chofer y asesor Fabricio Queiroz; posteriormente parte del dinero fue a parar a la cuenta de Michelle Bolsonaro, esposa del presidente electo.

Queiroz no se presentó ante las autoridades, quienes lo citaron para que explicara el origen de los recursos, pero señaló en una entrevista televisiva que ese pago corresponde a una compraventa de automóviles: «soy un hombre de negocios», externó el pasado miércoles.

Mientras que Jair Bolsonaro indicó que la transacción que recibió su esposa corresponde al pago de una deuda que el asesor de su hijo tenía con ellos y que no tenía conocimiento de que la cantidad referida no había sido declarada ante las autoridades correspondientes, por lo que, aseguró, se pondrá en contacto con ellas para aclarar el asunto.

 

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