Miles de activistas llamaron a los inmigrantes a no ir a trabajar, evitar salir de compras y no comer fuera de casa, así también como no asistir a clases, en un esfuerzo por resaltar su papel vital en el la sociedad estadounidense.
Fue así, como decenas de restaurantes, bares y otros negocios en ciudades de todo Estados Unidos sus puertas para demostrar su respaldo a “Un día sin Inmigrantes, una paralización como protesta contra las políticas del presidente Donald Trump.
Cabe destacar que en Nueva York, los dueños de los populares restaurantes Blue Ribbon dijeron que cerrarían varios locales, pese al impacto económico “para mostrar apoyo a nuestro personal y como equipo y familia” comentó Eric Bromberg, uno de los propietarios.
Dicha protesta nació a partir de las promesas de Trump de reprimir la inmigración ilegal y su decreto.
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