El lunes pasado Estados Unidos endureció las sanciones a tres funcionarios norcoreanos.
Pyongyang acusa a Washington de buscar regresar «a la situación en la que estaban el año pasado y que estaba signada por el intercambio de fuego».
El gobierno de Estados Unidos les impuso nuevas sanciones a más funcionarios de Corea del Norte, lo que propició la respuesta de Pyongyang, quien aseveró que esta determinación de Washington podría hacer que el desarme nuclear se suspenda de formas definitiva.
Fue el pasado lunes que la Casa Blanca dio a conocer la intensificación de las medidas en contra de funcionarios norcoreanos, incluido un asesor cercano a Kim Jong Un, líder del país asiático. El argumento de Estados Unidos para sancionar a los implicados es su presunta participación en actos que violentan los derechos humanos.
El posicionamiento de Corea del Norte es claro, si el gobierno estadounidense pretende que abandonen las armas con la implementación de nuevas sanciones, está equivocado. «Será su mayor error de cálculo y bloqueará el camino a la desnuclearización de la península de Corea para siempre, un resultado que nadie desea».
Es preciso mencionar que desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos se tensionó la relación con Corea del Norte e inició una serie de declaraciones entre el republicano y Kim Jong Un, las cuales en algún momento pasaron a los insultos personales.
Sin embargo, ambos líderes mantuvieron un histórico encuentro en junio pasado; en este sentido, el Ministerio de Relaciones Exteriores norcoreano reconoció la «disposición» de Trump por mejorar el trato bilateral cuando se pactó la reunión que se realizó en la isla de Sentosa, en Singapur.
A raíz de esta reunión, criticada por los especialistas debido al nulo avance concretado, los vínculos entre ambas naciones empezaron a ser más continuas. No obstante, el pasado mes de noviembre se canceló de forma abrupta la reunión que sostendrían Mike Pompeo, secretario de estado norteamericano, y Kim Yong Chol, representante del gobierno de Corea del Norte. Lo que provocó que Pyongyang acusara a Estados Unidos, en específico al Departamento de Estado, de «inclinarse por llevar las relaciones (…) a la situación en la que estaban el año pasado y que estaba signada por el intercambio de fuego».
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