Hay tortas ahogadas, chilangas, guacamayas y yucatecas.
Para paladares exigentes están las tortas de cocodrilo, venado y mantarraya.
Con un exquisito menú para aquellos amantes de la «vitamina T», llegó a la Ciudad de México la XIV edición de la Feria de la Torta, un fiestón gastronómico en el que los visitantes se deleitaron con suculentas tortas de mil ingredientes, presentadas por sus creadores como auténticas obras de arte.
Así, entre los stands instalados en la explanada de la delegación Venustiano Carranza, los asistentes no pudieron fingir su asombro frente a las humeantes parrillas repletas de mariscos, pescados, chorizos, quesos derretidos y cortes norteños, sin dejar a un lado el sueño de todo Godínez: colosales trompos de carne al pastor.
Hay para todos y en la Feria de la Torta nadie se queda con antojo, pues desfilan desde las clásicas tortas chilangas, de barbacoa, con carnitas estilo Michoacán, de lechón, mariscos y pavo de Actopan; hay tortas ahogadas, de Jalisco; las guacamayas guanajuatenses, así como la cochinita pibil con sabor a Yucatán, incluso, para quienes gustan de experiencias exóticas hay tortas de cocodrilo, venado y mantarraya.
Desde su primera edición, la feria convoca a invitados de todo el país para que los presentes prueben las delicias de la cocina mexicana, como el puesto de María de Jesús Méndez, dueña de «Chuy La Poblanita», quien por 14 años ha deleitado a los chilangos con cemitas de lomo adobado, camarón, pierna y milanesa, preparadas al más rico sazón de la capital poblana y aderezadas con chipotle elaborado de manera natural.
Igualmente, el señor Martín Ramírez ha participado en todas la ediciones de la Feria, ofreciendo tortas estilo Sinaloa, acompañadas de carne cubierta por una salsa de chilorio del estado y, compartió su especialidad de la casa: la «Torta gobernador», tan grande que puede ser degustada hasta por 25 personas.
Si esto no fuera suficiente para encantar las papilas capitalinas, Marcela Sánchez, con tres asistencias en esta festividad, explicó que se dio a la tarea de crear una torta colombiana, pues en su país no existen, y para ello combinó la cocina de Colombia con el pan mexicano, trayendo como resultado una torta baja en grasa, con carne de cerdo al estilo criollo-tropical, acompañada de salsa rosada o tártara, comida que resumió como: sabor, sazón y rumba.
Quien se haya perdido de este fabuloso festival gastronómico, tendrá que esperar hasta julio de 2018 para darse el atascón de su vida, pero mientras ese día llega, no pierdan la oportunidad de pasar a la tortería de su preferencia y pedir una con doble quesillo.
HOY NOVEDADE/CDMX