A 110 años de su natalicio y casi dos décadas de su muerte, Gabriel Figueroa fue el cinefotógrafo que, a través de sus imágenes, mostró a México ante el mundo y se convirtió en uno de los mejores de todos los tiempos.

“Si algún mérito tengo, es saber servirme de mis ojos, que conducen a las cámaras en la tarea de aprisionar no sólo los colores, las luces y las sombras, sino el movimiento que es la vida”, expresó en 1971 al recibir el Premio Nacional de las Artes.

Destacó por la meticulosa tarea de balancear el claroscuro en sus tomas, mismo que se convirtió en una de las señas particulares de su estilo, así como el retratar magueyes y nubes sobre los volcanes.

Fue una de las más grandes figuras de la llamada Época de Oro del cine mexicano al fotografiar películas como “Los olvidados” (1950), de Luis Buñuel y “Río escondido” (1947), de Emilio Fernández.

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