En el año 2000 nos despedimos parcialmente de un partido político que había liderado de manera hegemónica por 70 años. Hasta los ochentas se logró la pluralidad en la Cámara de Diputados. Luego el PRI regresó por 6 años en el 2012 y no fue hasta el 2018 que conocimos el sexenio del presidente que dijo “90% honestidad y 10% experiencia” y resultó en múltiples escándalos de ilegalidad y demagogia. Pero también vivimos en la continuación de ese plazo de 5 años y 10 meses un quebrantamiento institucional liderado por la actual presidenta y los 3 presidenciables contra los que contendía, ahora instalados en el gobierno.

Habiendo visto esto, tuve 2 ideas. La primera creo que se está concretando, mientras que para visualizar la segunda aún nos faltan 30 años (si bien nos va).

El quebrantamiento institucional: tres poderes en disputa

La primera idea es, evidentemente, el quebrantamiento institucional. Hoy podemos ver que la voluntad de la presidenta probablemente no sea la que se sigue en las Cámaras del poder legislativo, ni mucho menos en algunas gubernaturas, en realidad siguen más a otras corrientes ideológicas que están dentro del partido. En el Senado, Adán Augusto se ha coronado como el mandamás de la Cámara alta, atendiendo a sus propios intereses o probablemente a los intereses obradoristas, mientras que la Cámara de Diputados se encuentra bajo el control de Ricardo Monreal. Entonces vemos que nuestro país está liderado por 3 poderes, aunque 2 de ellos sean fácticos y uno real.

En 1924, cuando murió la cabeza de Estado de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, pasó algo similar (toda proporción guardada), pues había dos probables sucesores. Uno de ellos fue asesinado por un español en México, mientras que el otro ascendió al poder y logró eliminar a sus enemigos políticos, incluso borrándolos de la historia. Esto, aunque no es la única razón, fue uno de los puntos torales para el fracaso del Partido Comunista de la URSS. Ahora bien, considero que en México aún no llegamos a un punto crítico en el que la erradicación de opositores sea tan descarada como lo fue durante el mandato de Stalin, aunque ya podemos ver que cada poder del Estado está mirando cada uno por lo suyo propio, esto se vio con el deseo de un presidente de los órganos de gobierno del Congreso, que en el consejo de evaluación para la elección de candidatos del PJF quería acaparar 3 lugares, aunque el proceso lo lleva el Senado.

La consolidación del movimiento: una esperanza futura

La segunda idea o esperanza que tengo es que el movimiento aún no se consolida en sí mismo. Don Heriberto Jara, quien tiene una estatua que parece de concreto en el Estadio Xalapeño, también fue el primer Secretario de Marina en 1940 y una de sus brillantes ideas fue mandar a construir un barco de cemento, mismo que se hundió en 1942 en el puerto de San Juan de Ulúa en Veracruz, sea cierto o no que el otrora Secretario de Marina se equivocó en algunos cálculos para su proyecto, la realidad es que pasó a la historia como el primer hazmerreír que nos dio el PRI.

Sin embargo, en los siguientes años pudimos ver a funcionarios profesionales a cargo del país, y esto no se mide en términos de popularidad, sino en términos de capacidad. Con Secretarios de Estado, ministros y legisladores que lograron avances notables que a lo largo de los años perfeccionaron las instituciones del Estado, creando los órganos constitucionales autónomos y una Judicatura de carrera, con base en méritos y exámenes de oposición.

Por eso, a pesar de los detestables, también tuvimos grandes perfiles dentro de la política nacional e internacional, como lo fue Enrique Sánchez Bringas, Secretario de Educación en el Estado de Michoacán de Ocampo y Consejero de la Judicatura Federal; Jesús Reyes Heroles, quien impulsó la reforma al Congreso de 1977 desde la Secretaría de Gobernación; Jorge Carpizo Macgregor, Rector de la Máxima Casa de estudios del país, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y Ministro de la Suprema Corte; y muchos otros servidores que sirvieron a la ciudadanía desde puntos clave. Evidentemente no se les debe idolatrar, esa no es la intención.

El camino hacia un equilibrio entre honestidad y experiencia

A lo que voy con esta segunda reflexión es que si queremos ser positivos ante la situación actual en la que el país se encuentra, conforme se consolide el movimiento político en turno, esperamos ver servidores públicos cada vez más preparados y con ideas que atiendan a las necesidades de las personas, es decir, que no cumplan con el famoso requisito del 90% honestidad y 10% experiencia, sino que logren el verdadero equilibrio, congruencia humana y profesional.

Si hay algo que podemos afirmar es que el ambiente político nacional e internacional se encuentra en un constante cambio, pero también debemos ser conscientes de que un movimiento no se consolida y no sobrevive si no se atiende a los diversos intereses de sus integrantes, mucho menos cuando no hay una visión en común ni tampoco se logra trascender cuando las personas al servicio de su movimiento sólo viven de esperanza.

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