La noche que devoró al mundo tendrá su estreno en salas comerciales el próximo 29 de julio.
La noche que devoró al mundo es una película del director Dominique Rocher que trata a los zombis desde otra perspectiva alejada del cine de terror.
Tras una noche de fiesta, Sam (Anders Danielsen) se queda dormido en una de las habitaciones del edificio al que fue invitado, sin embargo, cuando despierta se da cuenta que los invitados no se han ido del lugar por cuenta propia, pues las paredes manchadas de sangre y un gran desastre en las calles indican que algo malo ha sucedido. Afuera, ya de la noche a la mañana, la ciudad ha sido invadida por zombis que buscan a toda costa conseguir un bocado de carne humana.
Como ya es clásico de la distribuidora Cine Caníbal, esta vez nos vuelven a traer una entretenida historia que aborda el mundo del cine de terror desde otra perspectiva a la ya acostumbrada en filmes más comerciales. Esto sucede porque la película, si bien trata el tema de los zombis, no se va por el camino fácil y ya sobre explotado de mostrar la típica batalla por la supervivencia en donde siempre hay un héroe o grupo de forajidos tratando de llegar a algún lugar en donde el virus no haya llegado.
No, en lugar de esto La noche que devoró al mundo nos muestra a Sam, un tipo común y corriente, sin habilidades especiales ni un físico increíble y quien sólo busca sobrevivir de la manera más cómoda y sencilla posible, la cual no es otra sino el quedarse encerrado en un edificio, allanando la comida de los demás departamentos y haciendo cualquier actividad que le permita mantener su mente ocupada y no caer en el aburrimiento. Más aún, pues este personaje tiene como regla general el no abandonar su morada, así que no tiene que preocuparse por nadie más que no sea él.
Asimismo, a pesar de que la trama ocurre única y exclusivamente dentro del edificio esto no la hace para nada aburrida, al contrario, pues sirve para que el público se conecte mucho más con el protagonista, dejándonos ver que no es un tipo de acción, sino mejor dicho alguien práctico y quizá el mejor ejemplo de lo que la mayoría de nosotros haríamos en un apocalipsis zombi.
En cuanto a los muertos vivientes estos prácticamente brillan por su ausencia, lo cual en este caso no es malo, pues es gracias a su poca presencia en pantalla que la historia funciona, ya que sólo se muestran el tiempo necesario para crear ciertas escenas llenas de tensión. De igual manera el gore no es un elemento que esté presente, algo que sí prolifera en otros filmes de este tipo, lo que ayuda a que uno fácilmente se adentre más en la historia y no tome tanto en cuenta lo visual.
Sin embargo el punto fuerte de la cinta es la soledad que nos presenta, usando a los muertos vivientes más como un pretexto que como un fin. Esto se nota especialmente en el desarrollo de Sam, pues se mira como un tipo conformista e incluso pedante al saber que, ya sea por miedo o por sobrevivencia, prefiere quedarse encerrado en su edificio en vez de salir en busca de ayuda u otras personas que todavía estén vivas.
En lugar de ello decide aislarse totalmente del mundo, aunque esto también tendrá repercusiones en su salud, pues poco a poco la falta de comunicación con otro ser vivo lo hará perder poco a poco la cordura, llegando al extremo de tener alguno que otro quiebre mental que se verán reflejados en un par de breves pero interesantes giros de tuerca en la trama de la película.
En resumen, «La noche que devoró al mundo» no es la típica y cliché película de zombis, sino que aborda este tema desde otra perspectiva que nos hace preguntarnos cuál sería nuestra postura al enfrentarnos a una situación post apocalíptica de este tipo: ¿La de héroe, o la de sobreviviente?
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