Dua Lipa lamenta y llora por intolerancia a la comunidad LGBTI en Shanghái.
Lágrimas de impotencia

Dua Lipa lamenta y llora por intolerancia a la comunidad LGBTI en Shanghái.

Elementos de seguridad sacaron a la fuerza a un grupo de fans de Dua Lipa por ondear bandera LGBTI.

Aunque existen ciertos avistamientos de respeto a las preferencias sexuales en muchas regiones del mundo, la contraparte es y sigue siendo desgarradora. Observar a un «policía» jalonear y sacar de un concierto a un grupo de personas, solo por mostrar la bandera gay —en cualquier país— sigue siendo un ataque severo a las libertades humanas y un retroceso a las luchas de las minorías.

La última expresión de intolerancia (lamentablemente hasta el momento) se suscitó en el concierto de Dua Lipa en Shanghái, China, cuando un grupo de seguidores de la cantante fue expulsado del recinto por «exhibir» una bandera con los colores representativos del movimiento LGBTI, lo que provocó el llanto de la intérprete.

Aunque la homosexualidad fue eliminada de la lista de desórdenes mentales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1990, esta iniciativa llegó a China hasta el año 2001, cuatro años después de considerar la legalidad de las relaciones homosexuales en el país asiático. Sin embargo, las leyes escritas en un papel poco sirven cuando la intolerancia se apodera de quienes tienen el poder y bajo su yugo, los derechos constitucionales poco valen.

Tras percatarse de la situación, algunos espectadores grabaron en sus teléfonos lo que pasaba: elementos de seguridad forcejeando con los fanáticos de la británica por hacer valer su derecho, pero sobre todo, por tener la fortaleza para mostrarse como son, pese a estar inmersos en una sociedad —en muchas ocasiones— conservadora en extremo e intolerante ante las circunstancias que no entiende, no quiere entender o simplemente prefiere ignorar.

Así, la primera visita de Dua Lipa por tierras chinas, quedó marcada, no por su música, sino por la incapacidad de un grupo (mayoritario) para respetar el símbolo de una minoría trabajadora de su causa y preocupada por que hagan valer sus derechos, sin ser señalados, sin ser hostigados, y sumando a su movimiento no solo a personas pertenecientes a los grupos LGBTI, también a todos aquellos que vislumbren un beneficio en la empatía y el respeto para con los demás.

Después de lo sucedido, la cantante se dijo «orgullosa y agradecida porque se hayan sentido lo suficientemente seguros como para mostrar su orgullo en mi show», además pidió a sus fans ser ellos mismos, auténticos y verdaderos, por lo que se comprometió a «crear un espacio seguro para que todos nos divirtamos».

No obstante —con lágrimas y una voz entrecortada—, el show debe continuar, aunque la impotencia resuene en cada acorde y los gritos de libertad sean opacados por cada bit: consumidos por el frenesí del momento, o bien, reprimidos por un gobierno que no quiere evidenciar sus carencias (una vez más, no importa de qué país se hable), en todos los lugares, en todas las políticas, hablar de las minorías es un «gusto» que puede hacerte perder muchos seguidores, para combatirlas, nada mejor que la indiferencia, el silencio y los ojos cerrados. Una verdadera lástima…

Por: Ernesto Jiménez

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