Entre cuatro y seis se dejarán de usar en 2030, el resto para 2035.
Más del 70 por ciento de la electricidad en Francia se obtiene de la energía nuclear, por lo que se busca reducir este porcentaje.
Francia está dispuesta a restarle un poco de protagonismo a la energía nuclear, al menos eso ha declarado el presidente Emmanuel Macron, quien señaló que para el 2035 se cerrarán 14 de los 58 reactores nucleares que hay actualmente en funcionamiento con el propósito de combatir el cambio climático.
Dentro de los 14 reactores por cancelar se encuentran las cuatro centrales de carbón que le quedan a Francia, externó Macron, quien detalló que éstas se cerrarán en 2022 como parte del esfuerzo del gobierno francés por disminuir los índices de la contaminación del medio ambiente. Además, dejarán de funcionar los dos reactores más antiguos, ubicados en la central de Fessenheim, al este del país, subrayó el mandatario.
Macron realizó el anuncio en el marco del discurso en el que expuso la política de su administración en materia energética. En este sentido el mandatario señaló que «reducir el papel de la energía nuclear no significa renunciar a ella»; indicó que consultará a la empresa EDF, líder del ramo de la electricidad, para saber si se pueden construir más reactores nucleares de nueva generación; no obstante, aseveró que será hasta 2021 que se decida esta posibilidad.
Es preciso referir que EDF construye el primer reactor EPR (pasteurizado de tercera generación) al noroeste de Francia, en Flamanville, pero el proyecto se encuentra retrasado, pues en un inicio se dijo que la entrega sería en 2012; sobrecostos y algunas fallas han propiciado la demora.
El 72 por ciento de la electricidad usada en Francia proviene de la energía nuclear, por lo cual el gobierno francés busca bajar esta dependencia con el empleo de energías renovables y que solo sea el 50 por ciento, para esto se ha puesto como fecha el año 2030.
«No se puede estar el lunes a favor del medio ambiente y el martes en contra del aumento del precio de los carburantes», declaró Macron en alusión al movimiento de los «chalecos amarillos» que condenó recientemente su decisión de subir los impuestos de los combustibles y, en consecuencia, su precio en el mercado.
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