El extremismo ideológico volvió a derramar sangre inocente. El pasado martes, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ofreció disculpas a Alemania, por no evitar la muerte del rehén Juergen Kantner, quien fue decapitado el fin de semana, por el grupo extremista Abu Sayyaf.
«Estoy muy apenado porque un rehén, un ciudadano de su país, fue decapitado. Le doy mi pésame a la familia, le doy mi solidaridad al pueblo alemán», afirmó Duterte, un día después de que el grupo extremista difundió un video sobre la ejecución.
Kantner, de 70 años de edad, fue decapitado el domingo pasado en algún lugar de la sureña provincia de Zamboanga, aproximadamente a las 15:30 horas locales (07:30 GMT), 30 minutos después de haber expirado el plazo para el pago de su rescate.
HOY NOVEDADES / INTERNACIONAL