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La sudafricana debe cumplir con esto para seguir competiendo en pruebas de fondo.  

El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) señaló que el veredicto es discriminatorio pero necesario. 

El caso de la deportista Caster Semenya tiene un capítulo más. El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, por sus siglas en inglés) determinó que la sudafricana deberá suministrarse algunos medicamentos para bajar los niveles de testosterona que registra su cuerpo.

«Las normas son discriminatorias, pero la mayoría del tribunal encontró que, sobre la base de las pruebas presentadas por las partes, tal discriminación es un medio necesario, razonable y proporcionado para lograr el objetivo que persigue la IAAF (Federación Internacional de Atletismo) de preservar la integridad del atletismo femenino en determinadas pruebas», señaló el TAS en un comunicado.

De esta forma Semenya deberá someterse a un tratamiento médico si desea continuar compitiendo en pruebas en donde se corran distancias mayores a los 400 metros. El hiperandrogenismo de la atleta de Sudáfrica propició que la IAAF abriera un litigio para establecer que su participación en competencias femeniles es inequitativa, por lo que se pretendía tomar medidas al respecto, lo que ha ocurrido con la emisión de la sentencia de este caso que llegó a la vía legal.

En el veredicto, el TAS le recomienda a la IAAF realizar estudios que determinen con mayor precisión los niveles de testosterona a partir de los cuales se considera que una atleta saca ventaja sobre las demás competidoras. Cabe recordar que el organismo mundial de este deporte estableció que la mayor presencia de testosterona «aumenta un 4.4 por ciento la masa muscular, entre un 12 y un 26 por ciento la fuerza y un 7.8 por ciento la hemoglobina».

Semenya argumentó su defensa en el hecho de que siempre ha competido de forma limpia: «Quiero simplemente correr de una manera natural, como lo hago desde que nací (…) No es justo que me pidan cambiar, no es justo que la gente se pregunte quién soy». La sudafricana es bicampeona olímpica en la prueba de 800 metros, lo que muchos atribuyen a la ventaja que saca del «exceso» de testosterona en su cuerpo.

 

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