Sin amor estrenará el próximo 13 de abril.

La película Sin amor presenta una historia llena de desolación e impotencia frente a una realidad que viven cientos de parejas.

Este año, Cine Caníbal trae el estreno de la cinta rusa Sin amor (Loveless, 2017), del director Andrey Zvyagintsev, la cual estuvo nominada en la categoría de Mejor película extranjera en la pasada edición de los Oscar y los Globos de Oro. Este filme, ganador del Premio del jurado en el Festival de Cannes, es una historia envolvente pero desoladora, pues muestra que el amor tiene un lado oscuro y desgarrador que, como suele pasar, siempre lastima a los inocentes.

Sin amor presenta la historia de Zhenya (Maryana Spivak) y Boris (Alexey Rozin), un matrimonio en proceso de divorcio y cuyas vidas se resumen en gritos, peleas y constantes ofensas entre ellos, aun sin importar que su hijo Alexey (Matvey Novikov) sea quien recibe todos los daños. Sin embargo, el niño pronto se cansará de ello, por lo que un día no vuelve más a su casa; la pregunta es: ¿escapó del martirio en el que vivía o fue víctima de alguna tragedia?

La película de principio a fin es por demás oscura, pues valiéndose de las situaciones tan cotidianas de un matrimonio en picada, logra crear una atmósfera llena de estrés, ya que retrata fielmente los sentimientos de cualquier hombre, mujer o niño que haya pasado por una separación. Esto es notorio principalmente en el personaje de Alexey, quien a sus 12 años debe lidiar con los problemas de sus padres cada vez que éstos se ven; pero, sobre todo, el espectador fácilmente genera un sentimiento de empatía e impotencia hacia él cada vez que la madre le recrimina que gracias a su nacimiento, su vida se arruinó por completo.

Este enojo (muy bien logrado) que cualquiera que mire la cinta experimenta, es gracias a las actuaciones de Spivak y Rozin, quienes se adentran muy bien en sus papeles de una madre explosiva y de un padre sumiso, por lo que uno entiende fácilmente porqué el niño decidió escapar de las cuatro paredes que tanto dolor le causaban.

Aunque pareciera que la historia irá totalmente sobre el proceso de separación de los padres, la trama da un giro precisamente cuando Alexey no vuelve a su casa, pues se plantea la posibilidad de que fue él mismo quien escapó, pero también de que algo peor le pudo haber sucedido. A partir de aquí el matrimonio deberá ir en busca de su hijo; no obstante, esta no es la historia donde el mundo es color rosa y la desaparición de su hijo los hace darse cuenta del amor que aún se tienen, sino que se apega más a la realidad al ver cómo su relación se va fracturando más y más pero, especialmente, al exponer que la realidad es un lugar cruel cuando en ella se vive sin amor.

En pocas palabras, aunque la película se muestra un tanto lenta y quizá bastante densa gracias a sus dos horas de duración, la trama es una fiel copia de la situación y las emociones que viven miles de personas que se enfrentan a eventos similares, por lo cual, la incomodidad y el pesimismo que se experimentan durante la película son, precisamente, gracias al hecho de que ésta se apega en demasía a la vida fuera de la pantalla grande.

Israel Yerena

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