El presidente brasileño, Michel Temer, enfrenta una severa crisis política derivada de denuncias por corrupción, situación que ha llevado a pensar en una posible destitución, ante lo que el mandatario se ha opuesto rotundamente. Sin embargo, se cree que esta situación ha sido la que propició que en las últimas horas, Temer declinara su participación en la cumbre del G20.
El mandatario brasileño ya había acudido con anterioridad a esta cumbre, siendo la primera vez el año pasado, a pocos días de haber asumido la presidencia de Brasil, no obstante, la situación ahora es distinta, ya que la Cámara de Diputados valora si acepta entregar el caso que persigue al presidente por «corrupción pasiva», mismo que le fue imputado por el Fiscal General, investigación por la que la corte suprema podría procesarlo.
Cabe recordar que estos casos de corrupción han sido un golpe duro contra el gobierno de Temer, ya que en sus giras internacionales a Rusia, el presidente Valdimir Putin no acudió a recibirlo a su llegada al aeropuerto, mientras que en sus reuniones con empresarios, no se concretó ningún acuerdo. Por otro lado, en su visita a Noruega, el gobierno anunció un recorte en políticas de apoyo ambiental brasileñas y, por si fuera poco, le expresaron su preocupación por los actos de corrupción que se le imputan.
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