El pasado fin de semana, el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu se dirigió a Holanda, en donde participaría en un evento político enmarcado en la campaña de un referéndum constitucional turco, ante esto, el gobierno holandés le prohibió el aterrizaje, situación que dio origen a violentas manifestaciones en el centro de Rotterdam.
Otros países europeos, como Dinamarca, Suecia, Suiza, Alemania y Austria, tomaron la misma decisión, alegando que sus territorios no pueden ser escenario de una campaña de política interna de otro país.
Ante esto, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, calificó al gobierno holandés de nazi y amenazó a los europeos con represalias. Sin embargo, la Comisión Europea (CE) llamó al gobierno turco a «evitar declaraciones y acciones excesivas que pueden elevar el nivel de tensión» con algunos países de la Unión Europea (UE).
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, y el comisario de Política de Vecindad, Johannes Hahn manifestaron que: «Es esencial evitar nuevas escaladas y encontrar maneras de calmar la situación». Además, señalaron que cabe a cada país europeo la decisión de autorizar actos políticos en sus respectivos territorios.
HOY NOVEDADES/INTERNACIONAL