El gobierno de Donald Trump quiere seguir con la política de acercamiento a Cuba, pero con la certeza de que las empresas estadounidenses no aporten «apoyo financiero» al gobierno cubano ni incentivarlo a respetar los derechos humanos.
Así fue como el secretario de Estado, Rex Tillerson, mencionó que su gobierno ve elementos «preocupantes» en la política de apertura iniciada por el expresidente Barack Obama, y cree que está «involuntariamente proporcionando apoyo financiero al régimen» cubano.
«Creemos que hemos conseguido muy poco a la hora de cambiar el comportamiento del régimen y su tratamiento de la gente, tienen muy poco incentivo para cambiar eso», añadió Tillerson en una audiencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Asimismo, hay un «lado oscuro» en la relación, según Tillerson, y es que «Cuba no ha mejorado su historial de derechos humanos: los opositores y disidentes siguen siendo encarcelados, y las Damas de Blanco siguen siendo acosadas».
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