El 1° de mayo es reconocido en casi todos los países del mundo como el Día del Trabajo, que muchos aprovechan para descansar, comer en familia, asistir a algún evento cultural o participar en marchas políticas.
¿Cuál es el origen de esta conmemoración?
Es un homenaje a los «Mártires de Chicago», obreros de EU, quienes el 1º de mayo de 1886, se unieron y comenzaron una serie de huelgas, pidiendo la reducción de la jornada laboral a únicamente 8 horas diarias.
En 1889, el Movimiento Obrero Internacional adoptó el 1º de mayo como el Día del Trabajo, por acuerdo del Congreso Obrero Socialista, en una jornada de lucha y de homenaje a los trabajadores de esa ciudad.
¿En qué año comenzó a celebrarse el Día del Trabajo en México?
Fue en 1913, cuando se celebró por primera vez en nuestro país, con la organización de un desfile en el que participaron obreros que exigían el respeto a sus derechos laborales.
Diez años después, con Álvaro Obregón como presidente, se acordó que el 1° de mayo se fijaría como el Día del Trabajo en México; sin embargo, fue hasta 1925, cuando Plutarco Elías Calles estableció la celebración de forma oficial.
Día del Trabajo en la actualidad mexicana
Por esa lucha que iniciaron los obreros de Chicago hace 31 años, incluso los horarios «Godinez» son de ocho horas y no de 12 o 16.
De acuerdo con la Ley Federal del Trabajo, el 1 de mayo es un día de descanso obligatorio y en caso de trabajarse, la empresa pagará al trabajador una remuneración doble por el servicio prestado.
Durante ese día, organizaciones sindicales, campesinas y estudiantiles, entre otras, realizan una marcha en la Ciudad de México para conmemorar y manifestar sus derechos laborales.
Sin embargo, en ocasiones tal marcha genera complicaciones viales que afectan el trayecto a más de uno.
El Día del Trabajo, al igual que otros feriados, le da forma a un fin de semana largo, mejor conocido como «Puente», que muchos aprovecharán para escaparse a algún destino turístico.
«El trabajo tiene muchas dimensiones. Entre ellas, que es profundamente humanizador, si no es pervertido por la explotación». Alberto Morlacheti.
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