Estrenada hace 24 años, la película estadounidense Blood in, blood out, conocida en español como «Sangre por sangre», dirigida por Taylor Hackford y cuyo contenido aborda temas relacionados con la migración, la cultura «chicana», así como las pandillas, la delincuencia y la segregación racial en  Los Ángeles, California; continúa en las memorias de muchos mexicanos y latinoamericanos, sobre todo ante la actual política migratoria de Donald Trump.

El filme cuenta la historia de tres primos nacidos en el este de Los Ángeles, Paco Aguilar, Miklo Velka y Cruz Candelaria, quienes se crían como hermanos, pero a pesar de contar con la nacionalidad estadounidense, viven inmersos en un clima de violencia de pandillas; ellos son parte de una organización juvenil llamada «Los Vatos Locos», integrada por jóvenes hijos de padres mexicanos, pero nacidos en la Unión Americana, quienes buscan defenderse de otras bandas con quienes se disputan el territorio de su localidad, principalmente de «Los Tres Puntos».

A raíz de lo anterior, y como consecuencia de la venganza por un ataque de «Los Tres Puntos» hacia Cruz, en donde este termina con la espalda rota; Miklo y Paco asesinan al agresor de su primo, hecho que cambia el curso de sus vidas para siempre.

Después del suceso, Miklo es encarcelado en la prisión de San Quintín, donde debe lidiar con el racismo, resultado de las diputas por el poder entre las tres bandas de prisioneros que habitan ahí: los blancos, conocidos como  «La Vanguardia Aria», los afroamericanos: «La Guerrilla Negra Americana» y, por último, los chicanos: «La Onda», pandilla a la que Miklo se une.

Paco se ve forzado a integrarse a la Marina estadounidense para no ir a prisión, después se vuelve parte del Escuadrón de Policía Anti Narcóticos de Los Ángeles, situación que lo pone frente a Miklo, quien tras salir de San Quintín, vuelve a delinquir, al asaltar una camioneta de valores, al verse cara a cara en el asalto, Miklo huye de su primo, quien se ve obligado a dispararle en la pierna para impedir que escape, así, el primero pierde la pierna y vuelve a prisión, mientras que el segundo se siente culpable y lamenta haber causado mal a su familiar.

Por su parte, Cruz recupera la movilidad poco a poco, después de la fractura de espalda; sin embargo, se ve inmerso en el mundo de la drogadicción, lo que provoca la muerte de su hermano pequeño, Juanito, situación que le acarrea el rechazo de sus padres e incrementa su consumo de estupefacientes.

El filme retrata la crudeza con la que los migrantes mexicanos y sus descendientes vivían en Los Ángeles, en aquella época de principios de los años noventa, cuando, además de luchar contra la segregación racial, también se veían atacados por otras pandillas de chicanos, situación que no ha cambiado mucho en el transcurso de estos 24 años y difícilmente mejorará con la postura anti migrante de Trump.

BALDEMAR FLORES

HOY NOVEDADES / EDITORIAL