AMLO manda al diablo a todos / foto notimex

Tras su intervención matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador desdeñó la recomendación realizada por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, continuando la descalificación a instituciones, ahora, de orden internacional.

«Al diablo con las instituciones» fue el grito de guerra, del candidato, luego de que el Tribunal Electoral desestimara – de nuevo – un argumento realizado por AMLO para impugnar las elecciones del 2006.

Ante lo dicho por la IATA (por sus siglas en inglés) AMLO se limitó a decir: « Se toma en cuenta, se escucha, se analiza, pero ya se tomó la decisión», luego de determinar que no se pueden operar el Aeropuerto de Toluca, el de Santa Lucía y el de la Ciudad de México al mismo tiempo.

Continuó al decir de la IATA que «no actúa  con la seriedad suficiente, con el profesionalismo suficiente, pero son afamados»

Misma situación ocurrió en días anteriores, cuando López Obrador desestimó lo dicho por la calificadora Fitch Ratings, mismos a los que tildó de «hipócritas», mientras que de Standard & Poors  también desdeñó la baja de calificación realizada a la empresa productiva del estado, Petróleos Mexicanos.

Al parecer, «mandar al diablo» es sinónimo de evitar contrapesos, pues las calificadoras que fungen como marco para verificar el grado de inversión de un país, al repudiar la baja de calificación, o menospreciar  la recomendación de una organización con carácter internacional de flujo aéreo, no afectarían de manera directa lo que sucede dentro de la gestión de Andrés Manuel, al menos en el imaginario.

Esta situación se ha venido repitiendo desde el inicio de su gestión, pues toda institución que le realiza un comentario recomendando un cambio, o bien, le incomoda, simplemente habla mal de ella, o la excluye, para darle la vuelta a la situación y continuar como si nada.

Esta situación, desde la redacción de Hoy Novedades parece un tanto preocupante, pues además de que recae todo en una sola persona, esa misma, cuenta con el control de la mayoría de los legisladores, basta con ver lo sucedido con la votación de la Guardia Nacional, donde sólo se opuso una sola diputada.

La maquinaria de AMLO es una aplanadora, y a pocos días de que se cumplan 100 días de la nueva administración, el presidente sigue cayendo en los mismos vicios de aislar el contexto de una pregunta o recomendación incómoda, tal como lo hizo también con la terna de candidatas a la Suprema Corte de Justicia de quien dijo «no me quiero meter en eso», luego de ser cuestionado  sobre el aborto y las adopciones de hijos para parejas del mismo sexo.

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