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La búsqueda de la inclusión financiera del sureste mexicano ha sido una constante a lo largo de la historia de México, país que suele orientar sus inversiones en el norte, cuya cercanía con Estados Unidos favorece el hecho de que los recursos, privados y públicos, apunten hacia este punto cardinal.

No obstante, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia, los estados del sur del país han empezado a figurar. El Tren Maya y la adecuación del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec que comprende el proyecto del Tren Transístmico son dos ejemplos.

En este sentido se ha pronunciado el Banco Mundial (BM), quien ha dado a conocer que ya trabaja en la nueva alianza con nuestro país, mediante la elaboración de un paquete de servicios financieros que irán de la mano con las prioridades del gobierno federal. Esto ocurre solo unos días después de que la institución monetaria elogiara el modelo económico mexicano. Ambas situaciones hablan del buen entendimiento entre ambas partes, quienes buscan acuerdos sin dejar de lado sus intereses.

Hace unos días el BM le realizó al gobierno federal un préstamo de 400 millones de dólares para el sector rural, el cual se busca expandir para combatir la pobreza; los recursos se destinarán a pequeñas y medianas empresas. Y es que el gobierno tiene claro que seis estados del sureste concentran el 68 por ciento de la pobreza extrema en el país, por lo que es casi obligatorio invertir en esas entidades.

Si bien administraciones pasadas buscaron invertir en el sureste lo hicieron a «su forma», es decir, sin importar el daño a la naturaleza ni tener en cuenta la voz de los habitantes. Por algo el Istmo de Tehuantepec es conocido como el «cementerio de proyectos», por el rechazo que reciben por parte de ciudadanos y organizaciones civiles al no consultar ni beneficiar los intereses de los pueblos originarios. Algo en lo que López Obrador ha incurrido de alguna forma, sin embargo, al menos las primeras pláticas, parece, van por buen camino; aunque se trate (en el caso del Tren Maya) de un proyecto que fue (im)puesto por orden presidencial.

El BM suelta el dinero sin importar mucho en qué se usará, la institución monetaria busca su beneficio y la rentabilidad de sus préstamos. Ahora es menester del gobierno federal hacer buen uso del financiamiento y no endeudarse de más, pues la irresponsabilidad nacional en temas financieros suele hacerse presente. Veremos si al final del sexenio las cuentas cuadran y no salen bailando, no solo en el sureste, sino en todo el país. Sobre todo si tenemos en cuenta que en el norte contamos con un vecino que parece buscar la inestabilidad si no se cumplen sus exigencias comerciales y migratorias.

 

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