El presidente electo plantea modificar la legislación en este sentido.
La modificación de la ley sería para la posesión y no para el porte, conceptos distintos; no obstante, ya surgieron voces que condenan la intención de Bolsonaro.
El ultraderechista Jair Bolsonaro, quien se encuentra a horas de dejar de ser el presidente electo para iniciar su periodo como máximo mandatario de Brasil, acaba de sumar otra polémica a su historial. Se trata de una propuesta con la que se pretende que cualquier ciudadano que no tenga antecedentes penales pueda portar un arma de fuego.
Desde que Bolsonaro se encontraba en campaña manifestó su intención de modificar la ley para reducir el número de requerimientos, tanto legales como burocráticos, para poder tener acceso a este tipo de armas. Y fue el sábado pasado que el presidente electo anunció su intención: «Por decreto, planeamos asegurar la posesión de armas de fuego al ciudadano sin antecedentes penales», publicó en su cuenta de Twitter.
La legislación en el país sudamericano establece los siguientes requisitos para poder contar con una pistola en casa: tener más de 25 años de edad, no contar con procesos penales abiertos ni antecedentes criminales, tener un trabajado formal, demostrar las aptitudes técnicas y psicológicas para manejar armas de fuego, así como comprobar que se necesita portar una.
Actualmente la posesión, es decir contar con pistolas en casa, está permitida para aquellos que cumplan con los requerimientos legales establecidos; mientras que el porte, que implica poder cargar con ella fuera de los domicilios, está limitada para quienes su labor profesional se los demanda como policías, militares y personal de seguridad. Hoy en día la Policía federal es quien se encarga de aprobar este tipo de permisos.
Cabe señalar que los legisladores brasileños ya evalúan algunas posibilidades para flexibilizar el acceso a las armas de fuego. Paulo Pimienta, diputado y líder del partido de los Trabajadores (PT) en el Congreso, manifestó su oposición a la postura de Bolsonaro asegurando que es «un pago al lobby de la industria de armas en Brasil, Estados Unidos e Israel»; además, aseveró que el problema de la seguridad en el país sudamericano no se resolverá de esta forma, sino todo lo contrario pues «más armas en la sociedad» generarán más violencia.
De acuerdo con cifras proporcionadas por el Atlas de la Violencia, publicado por el Foro Brasileño de Seguridad Pública en este país murieron 910 mil personas por arma de fuego de 1980 a 2016, año en el que se estableció un récord negativo para el país en este sentido: 62 500 asesinatos.
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