Desde China a México, el tortuoso camino de la planta de marihuana; los retos para adoptar una forma legal de uso, sumado a estigmas y políticas
La cannabis, planta originaria de China, se cita por primera vez en el imperio de Shen Nung (2700 antes de Cristo). Cuando Cristóbal Colón llegó a América, las naves traían productos de cáñamo para diversos usos, por ejemplo, ser utilizadas en las cuerdas de las velas. Ana Rodríguez, subdirectora del Museo del Cáñamo en Barcelona, contó que las bodegas de las carabelas estaban repletas de semillas de cáñamo para ser usadas como alimentos, pero también para asegurar el suministro una vez arribaran a tierra firme. Pese a su aparente uso cotidiano en esa época, la situación cambia en México, y debido a un sinuoso camino, la marihuana continúa como tema tabú.
En México, ya en tiempos recientes, se tiene documentado en el Diario de debates del Congreso constituyente de 1917 a la marihuana. En este periodo ocurrieron cosas curiosas, como relacionar al expresidente Victoriano Huerta como fumador de cannabis. Ya en 1920, se prohibió el uso de la cannabis por ser considerada un vicio que “degeneraba la raza”.
José María Rodríguez, médico personal del expresidente Venustiano Carranza, afirmaba que el alcoholismo, consumo de opio, morfina, cocaína y marihuana, era una “enfermedad de la raza” y consideraba estos como “males” de la época.
Lo cierto es que pasaron 100 años y las cosas no cambiaron mucho en el divergente camino de la marihuana.
Esta fue objeto de persecuciones y asociación delictiva en muchos países, aunque con poca rigurosidad científica. No fue hasta 2021 cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación en México despenalizó el consumo personal de la marihuana y abriendo nuevas posibilidades de uso.
Cannabis desde la semilla
Pese al avance en México para su regulación, son muchos los problemas a la hora de cultivar. En 2023, solo está permitido el uso lúdico para aquellas personas que cuentan con un permiso de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para autocultivo.
Además de lo complicado de obtener un permiso de Cofepris, se suma el problema de que la autoridad exige que deban comprarse las semillas en un banco de semillas, pero eso no es viable en México. Simplemente, no existen bancos de semillas mexicanas legales de marihuana. Estas deben ser importadas de países como Canadá, Estados Unidos o España, sin excepción, o se incurriría en una ilegalidad.
Oaxaca es uno de los estados mexicanos con un importante impulso del cultivo de marihuana para uso medicinal e industrial. Esto es, el aprovechamiento de la fibra del cáñamo, entre otras, y el uso de plantas con cannabidiol BDC. Roberto Carlos Cruz Gómez, presidente de la Asociación Indígena de Productores de Cannabis, asegura que el estado cuenta con todas las condiciones para convertir a Oaxaca en punta de lanza en políticas de cannabis.
Hay preguntas no respondidas sobre el curso de la marihuana y el zigzagueante o retorcido camino de esta planta, ya sea en el campo científico o en el uso lúdico como un derecho al desarrollo de la personalidad. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) adoptó una política relajada y quitó la prioridad para regular el mercado, pero, de lo poco que se avanzó, un amparo judicial es suficiente para que Cofepris acate y otorgue el permiso. Una pregunta obligada por estos tiempos de cara a las elecciones 2024 es ¿será la denominada Cuarta Transformación la que catapulte o entierre el rumbo de esta planta mágica?
Sergio Cara