«CUANDO NO HAY LO QUE AMAS, HAY QUE AMAR LO QUE HAY», REFUGIADOS HAITIANOS EN TIJUANA Foto: SinEmbargo

En la parte más profunda del Cañón de los Alacranes, corre un canal de aguas negras, mismas que contaminan Playas de Tijuana, formado por la ruptura de una tubería del desagüe hace más de 20 años, justo en ese sitio, se empieza a construir el Pequeño Haití, ciudad que se perfila para ser el barrio haitiano de Tijuana.

Aunque apenas se levanta una casa, Gustavo Banda, pastor de la iglesia evangelista Embajadores de Jesús, aseguró que se construirán cien viviendas pequeñas en tres terrenos, para albergar a los 225 haitianos que actualmente duermen en su templo.

“El alcalde (Juan Manuel Gastélum Buenrostro) ya nos dio la buena noticia de que será gratuito el permiso de construcción y los terrenos son de la fundación Regalando Amor (que pertenece a la iglesia Embajadores de Jesús). Son tres terrenos, uno de 2 mil 500 metros cuadrados, otro de 9 mil, y uno de mil 200. Serán casas de una planta y tendrán todos los servicios porque hay drenaje, agua y luz”, expuso.

El 80 por ciento de los haitianos que esperan vivir en este poblado, trabajan ya en Tijuana y la mayoría están en proceso de regularizar su estancia. Chistopher Faustin, maestro políglota de idiomas en Haití que ya pasó por Ecuador y Brasil antes de tener que quedarse en Tijuana, es el propietario de la única casa que se puede ver en proceso de construcción.

Con la ventaja de hablar español, además de inglés y francés, ya consiguió un trabajo de medio tiempo en el Instituto Nacional de Migración. Reconoce que esto no era lo que esperaba, pero comenta, «Cuando no hay lo que amas, hay que amar lo que hay».

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