ARTÍCULO 5: ¿Qué es una urgencia real? ¡Me van a ingresar al hospital!
Reflexionábamos anteriormente que, cuando se tiene una urgencia que necesita observación, internamiento y estudios, el miedo para el paciente se confirma y se desencadenan varias situaciones.
Se abre nuevamente el caleidoscopio, entre otras cosas, por el tipo de enfermedad que provoca el ingreso, el tipo de tratamiento que requerirá, si es médico o quirúrgico, el tiempo que tardará la recuperación, si es inmediato, mediato o si es el inicio de una triste cronicidad.
Pensemos entonces en situaciones que transitan desde una descompensación por comida o bebidas en exceso, una fractura en una actividad de fin de semana, el dolor abdominal que termina en una peritonitis, hasta el paciente policontundido por un accidente automovilístico o el enfermo con un infarto agudo, una embolia o un derrame cerebral, entre otras muchas causas de ingreso posible de acuerdo a la edad y sexo.
Todos los eventos pueden terminar en recuperación o tristemente en la muerte, por eso todos los miedos del paciente están en principio más que justificados.
En este sentido, además al miedo que se tiene tan solo por haber perdido la salud, se suma el de cómo se va a enfrentar la emergencia y nuevamente, los diferentes cristales aparecen si se tiene o no seguridad social, acceso a los servicios públicos, si se tienen los medios económicos para pagar, si se tiene familia y amigos que lo apoyen, si la enfermedad permitirá trabajar o no, por cuánto tiempo, etc.
Recordemos que una emergencia verdadera es un evento agudo, inesperado, que nadie pidió, que puede poner en peligro la vida, la función de un órgano y que requiere una atención profesional inmediata.
Por eso, cuando el paciente es ingresado al servicio de urgencias, por la misma naturaleza del lugar de atención, el enfermo está rodeado solo del personal de salud y si está consiente, está pensando en todo lo anterior, tiene molestias físicas, incertidumbre, estrés y soledad.
Por ello, es muy importante para el personal de salud y los acompañantes el conocer este entorno, para el personal de salud es mandatorio ser empáticos, facilitadores en este trance y dar un gran valor a la información para el paciente y familiares, ambos están esperando saber que va a pasar.
Para los familiares y acompañantes es muy importante entender que la atención de una urgencia merece tiempo, protocolo, observación y sobre todo el elaborar un plan de acción que sin duda siempre será tendiente a mejorar al enfermo.
Por ello y de acuerdo a Ramón de Campoamor en salud como en todo “Nada es verdad, nada es mentira, todo es de acuerdo al color con el cristal con que se mira”.