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La empresaria Ana Araujo confirmó que ya está divorciada de Pablo Lyle, quien cumple una sentencia en Miami por homicidio involuntario, e indicó que siguen teniendo una gran relación, además confesó que sus hijos también han visitado a su papá en la cárcel, una situación que la hizo sentir culpable.

Araujo ofreció una entrevista a Aislinn Derbez para su podcast “La magia del caos”, que se estrenó el pasado 21 de noviembre, en la cual dio detalles sobre cómo vivió el juicio del galán de telenovelas en Miami, quien fue acusado de homicidio involuntario a un hombre mayor de edad de nombre Ricardo Hernández, a quien golpeó luego de una discusión.

El actor fue condenado en febrero de este año a cinco años de prisión y ocho de libertad condicionada, además de un servicio comunitario. En todo el proceso, Pablo estuvo acompañado de su familia, pero muy en especial de Ana, quien en el programa expresó que desde antes del accidente en el que estuvo involucrado Lyle (2019) ya estaban en proceso de divorcio.

“Estuve casada con Pablo muchos años”, inició Araujo dejando claro que ya no existe un matrimonio con él. En la charla indicó que todo el proceso fue muy doloroso para ella y para sus hijos: “Uno de los momentos más dolorosos para mí fue el tema del juicio”, admitió. La pareja tiene dos hijos Mauro (9) y Aranza (11 años), a quien el actor adoptó.

“Obviamente ellos (los hijos) tenían una idea, ellos siempre piensan en positivo, ¿no? Entonces, era ‘ay, ya por fin se va acabar y papi ya va a regresar'”, siguió. La también comunicóloga indicó que siempre habló con la verdad con sus hijos.

“El juicio se vivió muy largo, todos los días era ir a la corte, a la corte, a la corte”, recordó, “y ese día nosotros no sabíamos que iba a haber un veredicto… Entonces ellos se despidieron (de él y le dijeron): ‘Bye, bye bye. Nos vemos en la noche’ y al regresar yo y ya decirles ‘ya no vino’ y explicarles”, contó.

También confesó que los pequeños no la pasaron muy bien cuando lo visitaron en la cárcel: “Sí fue muy fuerte para ellos la primera vez que lo vieron, muy fuerte… A Mauro le dio temperatura ahí sentado, se sintió mal, no pudo, son muchas emociones”, dijo. Ana y sus hijos ahora viven en Mazatlán, Sinaloa, y las visitas a Florida ahora son más tranquilas, indicó.