De acuerdo con la Comisión de Conciliación y Arbitraje Médico del Estado de México, dicha entidad es, a nivel nacional, la que cuenta con mayor cantidad de quejas ante la Comisión de Derechos Humanos por violencia obstétrica, al contabilizarse 48 casos.
Las quejas provienen, principalmente, de mujeres que sufren antes, durante y después del parto por la falta de aparatos necesarios para atenderlas y la mala información que brinda el personal médico a los familiares y a la misma madre sobre el estado de salud de un recién nacido.
Tal es el caso de Maricela, quien sufrió la falta de atención oportuna, la carencia de aparatos para realizar un ultrasonido, así como el descuido del personal médico.
«Si igual tienes una cita, te dicen a una hora y una hora y media después te recibe. Es un riesgo para todas las mujeres embarazadas que no se respeten los tiempos establecidos para la atención a cada una de las mujeres», indicó la afectada.
Cabe destacar que en México, siete de cada 10 mujeres mayores de 15 años, ha tenido al menos un hijo vivo, lo que significa que casi 72 por ciento de la población femenina con vida reproductiva, ha requerido atención médica durante el embarazo, parto y sobreparto, y sólo por ese hecho, ha estado expuesta a sufrir un evento de violencia obstétrica.
Podría pensarse que este tema ha quedado atrás con los adelantos tecnológicos, pero aún hay lugares en las zonas metropolitanas en donde el problema no es la infraestructura, sino la administración de la atención médica y los insumos.
El año pasado, el Estado de México se colocó en el primer lugar en denuncias de este tipo, seguido por Oaxaca, con 20 casos; Durango, con 14; así como Puebla y Sinaloa, con 10 casos cada uno.
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