ESPECTROS TOMARON TLALPUJAHUA EN LA «MARCHA DE LAS BESTIAS»
ESPECTROS TOMARON TLALPUJAHUA EN LA «MARCHA DE LAS BESTIAS»

En el marco de Feratum 2017, se realizó la sexta edición de la «Marcha de las bestias» en Tlalpujahua.

Entre antorchas, gaitas, tambores y muertos vivientes, se celebró la sexta edición del festival Feratum en el pueblo mágico de Tlalpujahua, Michoacán.

Faltaban pocos minutos para las ocho de la noche de un gélido viernes 13 en Tlalpujahua. La temperatura parecía descender cada vez más conforme la multitud de monstruos, espectros y ánimas crecía frente a la plaza principal del pueblo.

Cuando la horda de engendros fue lo suficientemente grande como para confundir una simple reunión monstruosa en un apocalípsis zombi, un joven H.P. Lovecraft apareció de entre la multitud con el temible Necronomicón en sus manos; así, comenzó a leer una serie de innombrables y antiguos conjuros, con los cuales, incitó a los inanimados cuerpos a cobrar vida y tomar las antorchas que iluminarían su recorrido en esa lúgubre noche.

Asimismo, en el preciso instante en que el joven Lovecraft profirió la primer frase de aquellos espectrales conjuros, la música de infernales gaitas comenzó a sonar, subiendo de volumen poco a poco hasta que se convirtió en la melodía perfecta para dar inicio con lo que vendría a continuación: una espectral caminata hacia la Torre del Carmen.

La noche de Walpurgis había comenzado por sexto año consecutivo en Tlalpujahua; los monstruos salieron a las calles. El mismo diablo temió ante lo que sus ojos veían.

Por cada paso que la horda daba, Lovecraft profería un nuevo y arcano enunciado del viejo Necronomicón, con lo cual, cada vez más espectros se unían a la macabra procesión.

Las calles ya no eran lugar para ser humano alguno, no había vida en los estrechos callejones de Michoacán, sólo muertos vivientes y, tal vez, algo más prohibido aún, más peligroso y antiguo. Si hubo un momento en el cual el gran Cthulhu estuvo a punto de despertar de nuevo, ese fue la noche de este viernes 13.

El frio arreciaba, calaba hasta los huesos, pero las llamas de las antorchas, cuales fuegos fatuos de ánimas danzando en la oscuridad, brindó el calor suficiente para que quizá, y sólo quizá, aquellos engendros recordaran el calor que se sentía al estar vivos.

Eran cerca de las nueve de la noche cuando la procesión llegó al lugar pactado; sin embargo, había algo distinto esta vez, pues en esta ocasión, la Torre del Carmen se convirtió en un monumento de sangre que iluminó el umbral de aquellos monstruos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una vez ahí reunidos, Lovecraft dio inició con el rito final; pues tras proferir algunas cuantas palabras más, de la torre emergió una horrible gárgola, la cual, fue recibida con aplausos y gritos de toda la infernal marcha; marcha conformada por una multitud de gente que por sexto año, demostró que el terror es uno de los elementos más hermosos que hay para disfrutar la vida, algo que el director de Feratum, Miguel Ángel Marín, les agradeció profundamente a todos y cada uno de ellos.

 

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