Solo uno de los cuatro códices mayas auténticos se encuentra en México.
Expertos de la UNAM colaboran con los trabajos de autenticidad del Códice Maya de México

Solo uno de los cuatro códices mayas auténticos se encuentra en México.

Se trata de un documento fechado entre los años 1026 y 1157 de nuestra era.

Tras confirmarse la legitimidad del Códice Maya de México, antes llamado Códice Grolier, múltiples trabajos se han desarrollado en su entorno para contribuir al resguardo, preservación y legitimidad del documento con cerca de mil años de antigüedad.

Entre los equipos que trabajan en torno al Códice Maya de México se encuentra la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), bajo la tutela de los institutos de física, estética, entomología forense, ingeniería y filología, de la máxima casa de estudios del país.

A través de un comunicado, la UNAM refirió que se están realizando intensos trabajos de «datación, materiales orgánicos e inorgánicos, técnicas de factura, entomología, iconografía, microscopía, fotografía en el espectro visible e invisible, caracterización químico-mineralógica, morfometría, cronología, astronomía, estilo y simbolismo».

Cabe recordar que el Códice Maya de México es el cuarto archivo de mayor antigüedad perteneciente a la cultura maya, el cual consta de 10 hojas (aunque se cree que pertenecía a un conjunto de 20) de 18.4 centímetros de alto: fue fechado entre los años 1026 y 1157.

De acuerdo al coordinador del posgrado en Historia del Arte del Instituto de Investigaciones Estéticas, Erik Velásquez García, se encuentran frente a ciertas complicaciones, debido a la edad del Códice: «jamás habíamos estado ante uno del siglo XII (…) Proviene de un periodo del que tenemos poca información en cuanto a la arqueología e historia del arte».

La importancia del Códice Maya de México, radica (como su nombre lo intuye) en ser el único documento de su tipo en el país, los otros tres se encuentran en Madrid, Dresde y París, además de presentar una serie de técnicas practicadas antes de la llegada de los españoles a América, lo que permitió confirmar su autenticidad, así como reconocer prácticas nunca antes vistas en los otros tres ejemplares conocidos y auténticos de la cultura maya.

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