Dentro de las costumbres religiosas de cuaresma y semana santa en las ciudades de Sonora, habitantes disfrazados de fariseos o penitentes deambulan por las calles y danzan acompañados con música de tambor y cascabeles.
Visten un atuendo conformado por huaraches, camisa, pantalón y una máscara de animal, además de cascabeles en los brazos, piernas y cintura, con los cuales producen su sonido característico, al bailar el paso llamado “pascola”.
También portan sonajas y un integrante del grupo toca el tambor, que marca el ritmo de la coreografía realizada durante toda la cuaresma, periodo en el cual no ingieren bebidas alcohólicas, no se bañan ni tienen relaciones sexuales.
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