Representa un incremento del 1 352 por ciento.
El pasado lunes fue detectada una nueva toma clandestina, a 20 kilómetros de Tlalhuelilpan.
La atención centrada en el estado de Puebla para combatir el robo de combustible en el sexenio de Enrique Peña Nieto, desvió la vista de Hidalgo, hecho que propició que el huachicol se volviera una forma de vida usual en dicha entidad y que tuviera un crecimiento de 146 tomas clandestinas en 2014 a 2 121 en 2018.
Estas cifras representan un incremento de 1 352 por ciento en la cantidad de tomas detectadas, rubro en el que la entidad no figuraba siquiera en los primeros cinco lugares a nivel nacional. Cabe recordar que Querétaro es ahora la tercera entidad con mayor número de tomas, la cual pasó de tener 37 tomas clandestinas de 2014 a 375 este año, y que el viernes pasado, horas después del siniestro en Tlalhuelilpan sufrió una fuga de combustible que no causó mayores daños.
Francisco Olvera, gobernador que precede a Omar Fayad, fue uno de los mandatarios que permitió que este delito creciera hasta los niveles que ahora conocemos, pasando del sexto lugar al número dos a nivel nacional. El desglose de tomas por año quedó como sigue: en 2014 se detectaron 146 tomas; en 2015, 183; el año siguiente, 344; en 2017, 1 064; y en 2018 ascendió hasta 2 121.
Cabe mencionar que el resto de las entidades que más ordeñan ductos son todos colindantes con Hidalgo, tal es el caso de Querétaro, Michoacán y Tlaxcala. En este 2019, Hidalgo se encuentra a la cabeza de las entidades con más tomas clandestinas, con 164 hasta el 20 de enero. Le siguen Guanajuato, con 72; Veracruz, 67; el Estado de México, con 64; y Tamaulipas, con 58.
El pasado lunes, una nueva fuga de combustible tuvo lugar en la entidad en cuestión, muy cerca de Tlalhuelilpan, a unos escasos 20 kilómetros. Esto fue en la comunidad de Teocalco en el municipio de Tula de Allende. Fueron elementos del ejército quienes dieron parte de lo sucedido.
El reporte, según se indica, es que una fuga fue detectada en un campo de cultivo que fue rociado por un chorro de combustible que apenas rebasaba los 3 metros de altura. Los elementos del ejército comentaron que en esta ocasión, los pobladores de las comunidades aledañas no se acercaron a extraer el hidrocarburo, por lo que se acordonó la zona hasta que miembros de la paraestatal acudieron para resanar el ducto.
HOY NOVEDADES/HIDALGO