LOS ÁRBITROS UNIDOS CONTRA EL SISTEMA

La jornada diez del torneo de futbol mexicano Clausura 2017 fue suspendida por los árbitros. La razón es simple: la inconformidad ante las sanciones por las agresiones de Pablo Aguilar (América) y Enrique Triverio (Toluca), a los árbitros Fernando Hernández Gómez y Miguel Flores Rodríguez, respectivamente.

En conferencia de prensa, la Federación Mexicana de Futbol (FMF) informó que los castigos serían de diez juegos para el paraguayo y ocho para el argentino. Durante la comparecencia ante los medios Decio de María, presidente de la FMF, repitió la palabra respeto como pocas veces lo había hecho en su vida. Vaya paradoja, porque sus sanciones reflejaban todo lo contrario hacia un gremio arbitral muy golpeado en el medio futbolístico.

Al enterarse de la risible determinación de los encargados de impartir justicia en las canchas, decidieron ponerse en huelga. Aunque algunos medios y «especialistas» los quieran hacer ver como los villanos de la película que nos dejan sin futbol por sus caprichos, los jueces están en todo su derecho de hacerse respetar y que las sanciones impuestas se apeguen al reglamento, que indica sanciones de un año para este tipo de casos.

Lo que le duele a las televisoras es que, al menos durante esta semana, la gallina de los huevos de oro se quedó sin producir. La situación de los árbitros les viene guanga, ellos lo que quieren es ganar dinero.

Todos los que directa o indirectamente intervienen en el futbol deberían entender que los árbitros sólo hacen su trabajo. Los hay buenos y malos como los futbolistas, como los directivos, como los comentaristas. Lo que pasa es que los silbantes son la referencia obligada de los insultos de jugadores, técnicos y aficionados, que ven en él al culpable de todo. Siempre ha sido más fácil culpar a los demás de nuestros errores.

Los futbolistas están en la urgente necesidad de empezar a comportarse y respetar al árbitro que, para su desgracia, nunca va a quedar bien con los dos equipos; al final del partido por lo regular unos lo aman y otros lo odian.

Lo más coherente sería reglamentar el comportamiento de los jugadores tal y como se hizo en la Premier League, donde está prohibido gritarle a los silbantes, mucho menos pueden hacerles el tradicional corte de manga tan practicado en nuestro futbol; el único que puede acercarse para hablar (no reclamar) es el capitán del equipo.

Lo lamentable es que la FMF tiene un sistema especialista en echar debajo de la alfombra el polvo para no barrer bien, porque las medidas en el balompié mexicano son de forma y no de fondo. Cada día ponemos más en tela de juicio eso de que tenemos una liga de primer nivel. Estamos lejos, muy lejos.

GUSTAVO «EL DISPLICENTE»

HOY NOVEDADES / EDITORIAL