Partiendo desde el punto de vista de que ninguna acción es neutral (puesto que beneficia o perjudica a alguien), si escalamos a temas escolares, la educación no puede ser ideológicamente neutral, ni las ciencias exactas lo son porque llegan a un fin. Y son justamente las escuelas un buen campo de adoctrinamiento para introducir los posicionamientos que favorecen a quien está en el poder, sumado a medios de comunicación, poder económico, y respaldo social. Ojo, no estoy diciendo que los libros de texto tienen una carga ideológica comunista, porque habría que hacer una revisión consciente, lo que señalo es cómo un libro si puede influir en un adoctrinamiento, y a continuación diré los porqués.
El adoctrinamiento educativo ocurre a través de la transmisión de ideologías que son emitidas por medio del conocimiento de forma pasiva hacia los estudiantes, quienes conocerán, comprenderán y en algunos casos hará su estilo de vida propia la ideología que beneficia al régimen gobernante (como ocurre comúnmente).
Para exponer la forma en qué se aplica este adoctrinamiento, retomaré al ya polémico Karl Marx, quien define a la ideología como “un proceso complejo de dominación (económica, religiosa, cultural, etcétera) de mayorías por parte de minorías. Las ideologías suelen constar de dos componentes: una representación del sistema, y un programa de acción para imponer ese sistema de ideas”.
El primer componente parte de un punto de vista propio sobre el acontecer social, y se basa en creencias, preconceptos o bases intelectuales, desde las cuales se analiza y enjuicia, proponiendo un sistema alternativo, real o ideal. Es decir, se posiciona al deber ser sobre el ser.
El segundo componente ya busca convertir al sistema real (que ya existe) al sistema ideal pretendido, a través una estrategia de medios para imponer las ideas que buscan justificar dicha imposición como un bienestar general, al tiempo que encubre el beneficio de unos cuantos.
El adoctrinamiento educativo actual, se establece con base en argumentos (aparentemente justificados) que finalmente desembocan en la anulación de la crítica o reflexión de los estudiantes.
Durante el siglo XX, la ideología generó grandes movimientos sociales por medio de las masas adoctrinadas por los nuevos medios de comunicación y la propaganda, contrarrestando a la violencia y la represión efectuada, fue una alternativa y una nueva forma de ideologizar a las personas, sin agresiones físicas.
Cuando el poder impone una manera de pensar y actuar, la ideología pasa a llamarse adoctrinamiento, es decir un conocimiento que pudo haber sido discutible y discutido, pero no se discutió. Solo se acepta o no. Aquel que acepta los conocimientos pasa a pertenecer al grupo (religioso, económico, social) con la idea de poseer la verdadera creencia, y ser reconocido entre dicha estructura, es decir los alumnos aplicados, quienes sacan nueves y dieces, que memorizan sin cuestionar los “conocimientos”.