El Museo de Arte Moderno (MAM) se engalana con la exhibición Rufino Tamayo: éxtasis del color. Esta retrospectiva se abrió ayer al público interesado en apreciar un conjunto de obras del oaxaqueño que son altamente estéticas y coloridas, las cuales yuxtaponen la influencia prehispánica con la corriente plástica que cimbró fuerte la escena artística a inicios del siglo XX.
La historia de esta exposición se puede resumir brevemente: se trató de un encargo que Fernando Gamboa –máximo promotor cultural del arte nacional en el exterior en ese tiempo– le hizo a Tamayo para integrar la muestra Arte mexicano: de la época prehispánica a nuestros días, la cual fue exhibida en el Musée d’Art Moderne de París en 1953; además, fue parte de la primera exposición en la historia del MAM.
Lidia Camacho, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), puntualizó acerca de la fuerte influencia que el artista oriundo de Oaxaca tuvo en el arte de nuestro país: «Les garantizo que para muchos jóvenes será la primera vez que se encuentren con la figura de Tamayo en vivo y a todo color, y para los que ya lo conocemos, sin duda la exposición tal como está va a representar el hecho de reimaginarnos, reinventar, hacer una relectura de la obra del maestro Tamayo».
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