MÉXICO ES COMO UN NIÑO CONCHUDO QUE VIVE EN UNA REALIDAD ALTERNA

México es un país que podría llevar vida de rico, pero se conforma con seguir sobreviviendo en la clase media. Es como el niño listo de la escuela que tiene todo para sacar buenas calificaciones, no obstante se la lleva tranquila pasando de panzazo. Porque nuestro país tiene los recursos naturales suficientes y la fuerza trabajadora de un pueblo que le entra a todo, sin embargo, no tiene lo más importante: políticos que busquen el bien de todos.

Estos personajes también tienen todo para hacer de México un país “de primer mundo”, con una de las economías más sólidas y estables del mundo, pero no es así. Ellos sólo ven por sus intereses y el de los suyos: familiares y amigos. Esto sale a relucir, porque nuestro gobierno se encuentra renegociando las condiciones de dos tratados de libre comercio, el que mantiene con Estados Unidos y Canadá, y el que lo vincula con países europeos.

Basta recordar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos en 1994, cuando se quiso entrar en un tú a tú con una nación que estaba (y sigue estando porque así lo queremos) muy por encima del potencial mexicano. Con sólo ver la situación del peso con el dólar se debía entender que la relación, a futuro, estaba dispareja. Es aquí cuando entra el trabajo de los políticos, en este caso los mexicanos, que debieron buscar las condiciones ideales para que la situación se nivelara lo mejor posible y en términos de un “ganar-ganar”.

En cuanto al tratado que se mantiene con Europa, se encuentra en suelo azteca el primer ministro de Dinamarca, quien está aquí para reforzar lazos y pactos comerciales. El mandatario europeo le dio un espaldarazo a Peña, diciendo que su nación lo apoya y respalda en la revisión del acuerdo. Nada raro si vemos que en nuestro país hay 230 empresas de origen danés. No obstante, lo que salta a la vista es que allá sólo se encuentran establecidas 31 empresas mexicanas. La relación es firme y va para 200 años, una barbaridad. Entonces debe cuestionarse si realmente México sale tan beneficiado como Suiza de esta unión bilateral.

Peña Nieto viajará a la tierra de la relojería perfecta y los chocolates deliciosos con la intención de pasear, pero también, de paso, de firmar algunos acuerdos en materia de salud, energía y, desde luego, comercio. Lo único que como pueblo debemos exigir es que el copetudo busque un beneficio como presidente del país y no como el niño rico que fue a Europa para traerles a sus amigos (además de relojes y chocolates finísimos) más concesiones y dinero fácil, a costa del bien nacional.

Porque lamentablemente vivimos en un mundo alterno, en el que nos imaginamos crisis y múltiples problemas en seguridad y educación. Sólo el guapo y carismático presidente y sus amigos ven en la realidad: un México de primer mundo, donde todos somos felices.

 

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