En este contexto de ópticas y cristales, hoy comentaremos sobre los enfermos y las enfermedades.
Existe una frase que los médicos utilizamos frecuentemente: “No hay enfermedades, sino enfermos”. Esta reflexión hecha por el Dr. Claude Bernard, considerado el padre de la fisiología. Se refiere a que quienes sufren las enfermedades, los malestares, son los individuos, y prácticamente no hay dos enfermos iguales. Todos los seres humanos reaccionamos de manera diferente, no solo ante los padecimientos, sino ante cualquier situación.
Por ello, es fundamental que los profesionales de la salud vean a la persona como alguien que padece una enfermedad, y no solo a la enfermedad en sí.
Si bien es cierto que hoy día conocemos muchas enfermedades, afortunadamente, que se cuentan por miles, lo importante es el impacto que estos padecimientos tienen en los seres humanos.
Un claro ejemplo es la COVID-19, una enfermedad emergente que no se conocía hasta finales de 2019 y que es causada por una nueva variante de coronavirus.
Este ejemplo nos sirve para explicar que no hay enfermedades, sino enfermos. Si bien hoy en día conocemos cada vez más acerca de la COVID-19, hay muchas otras cosas que aún desconocemos. En estos más de 3 años, el comportamiento de la enfermedad ha sido muy diferente según las características personales.
En este sentido, nuevamente el caleidoscopio y los cristales emergen. Hubo muchas diferencias de acuerdo a varias características inherentes a las personas, como antecedentes de sobrepeso y obesidad, enfermedades crónicas, edad avanzada, niños, sistemas de defensa débiles, y también dependiendo de si estaban vacunadas o no. Incluso se clasificaron a personas y actividades según el riesgo, sirviendo como criterio en todo el mundo para la aplicación de la vacuna.
Ahora, si las características físicas y biológicas nos hacen diferentes, el caleidoscopio se amplía cuando se analiza la personalidad y nuestra manera de pensar y ser.
La personalidad de cada individuo, así como su forma de pensar y su estilo de vida, también desempeñan un papel fundamental en la aparición y desarrollo de enfermedades. Factores como el estrés, hábitos alimentarios, nivel de actividad física y otros aspectos psicológicos pueden influir en la predisposición de una persona a ciertas enfermedades o en la forma en que las experimenta. La interacción entre el cuerpo, la mente y el entorno es sumamente compleja, y es crucial tenerla en cuenta al brindar atención médica integral.
En las siguientes colaboraciones, exploraremos más a fondo los diferentes tipos de enfermos y cómo abordar sus necesidades individuales.
Por todo esto, y de acuerdo a Ramón de Campoamor, en salud como en todo, “Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el color del cristal con el que se mira”.