Lamentablemente, en los establos que aún se encuentran en el Estado de México, la ordeña de vacas aún llega a producirse con una crueldad extrema para estos animales, con tal de que sigan produciendo leche. Entre los maltratos se encuentran lesiones a las ubres, llegando a presentar sangrado e infecciones en éstas sin que se les dé la atención médica necesaria.
De acuerdo con trabajadores de establos en Cuautitlán y Zumpango, las vacas no llegan a producir el lácteo constantemente, pues por lo regular solo lo hacen cuando están amamantando a sus crías, por lo cual, deben ser inseminadas artificialmente para que continúen produciendo leche.
Otra práctica a la que cruelmente son sometidas las vacas es la inserción de imanes en sus estómagos para extraer metales que pudieron haber ingerido mediante alimento contaminado. Asimismo, cuando dan a luz, son separadas de sus crías para que no las amamanten y la leche pueda ser comercializada, así lo asegura Gumersindo Narváez, trabajador de la casi extinta Cuenca Lechera del Valle de México.
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