A casi cuatro meses de que el Estado de México dé la tercera llamada y levante el telón para estallar en una salvaje puesta en escena, con las elecciones para la gubernatura, el Partido Acción Nacional manda señas de que la encomienda muy probablemente estará en manos de artillería quemada, para contender por la silla. Foto: Especial

A casi cuatro meses de que el Estado de México dé la tercera llamada y levante el telón para estallar en una salvaje puesta en escena, con las elecciones para la gubernatura, el Partido Acción Nacional manda señas de que la encomienda muy probablemente estará en manos de artillería quemada, para contender por la silla.

Pese a que el año pasado, Acción Nacional ganó siete estados, como lo explicamos en la editorial sobre las fracturas del PRI, tres de ellos arrebatados al «a veces aliado, a veces archienemigo» Revolucionario Institucional, sus números resultantes en la última  contienda mexiquense, en 2011, lo lanzaron hasta el tercer lugar, luego de una campaña propagandística tan gris y acartonada, de la que sólo quedó el recuerdo de aquellos papeles para tortillas, con la foto del entonces candidato Luis Felipe Bravo Mena.

Durante los últimos meses de 2016, dentro de Acción Nacional figuraban dos posibles candidatos; en primer lugar, Josefina Vázquez Mota, quien fuera la abanderada blanquiazul en los comicios por la presidencia durante 2012, resultando tercer lugar, también, en las preferencias electorales, con 25.41%, únicamente por arriba de Gabriel Quadri.

El segundo prospecto es Ulises Ramírez, diputado blanquiazul por el Estado de México y muy cercano al exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, mismo que brinda su apoyo al exedil de Tlalnepantla.

Sin embargo, desde principios de 2017, Ricardo Anaya, líder de Acción Nacional, quien luego de conocer los resultados en las elecciones de 2016 se dijo abierto a entablar una alianza con el PRD por la gubernatura del Estado de México, dice confiar plenamente en las competencias políticas de la excandidata presidencial, pues «de acuerdo a las encuestas» es la mejor posicionada, lo que la pone un pie adelante en la elección interna.

Lo anterior significa que Anaya Cortés busca sumar e impulsar a los panistas con mayor presencia, sean o no de su grupo, lo cual no garantiza el triunfo. También connota un tupido golpe al grupo de Moreno Valle, que apoya al exedil y diputado federal.

Y por supuesto, también augura un conflicto al interior del partido, pues el exgobernador poblano ha declarado esperar que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le dé la razón a Ramírez Núñez en la impugnación que presentó.

De resultar Vázquez Mota la candidata oficial para el Estado de México, primero y antes que todo, tendrá que finiquitar totalmente las dudas por el tema de la asociación «Juntos Podemos» pues luego de una investigación realizada a finales de 2016 por Mexicanos Contra la Corrupción, se planteó que supuestamente recibió capital por parte de la administración del presidente Enrique Peña Nieto.

¿Tendrá el perfil y las propuestas suficientes para arrebatarle el estado de México al fisurado PRI? ¿Será posible que Josefina se una a la camada de nuevos gobernadores panistas junto con Javier Corral, Miguel Ángel Yunes y Carlos Joaquín Gonzáles? ¿O al igual que en 2012 hablará en sus mítines acerca del «Cuchi Cuchi»?

Para finalizar

En el otro frente, Margarita Zavala y Felipe Calderón «Los Obama mexicanos», también han buscado ir remendando la imagen del partido para fortalecerlo de cara al 2018, y por supuesto, para las elecciones de este año.

Claro ejemplo nos dieron esta semana: a menos de siete días de que Cuba prohibió a Calderón la entrada a su territorio y el 27 de febrero renunció a su pensión de expresidente para donarla a niños con cáncer, ¿Quid pro quo?

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