Sábado, 15:00 horas, una familia en el centro de la Ciudad de México se dispone a comer, luego de haber comprado chicharrón, salsa, pápalo, tortillas, queso, pata, entre otros guisados preparados en la cocina; sin embargo, el personaje principal aún no acude a la cita, los familiares lo esperan fervientemente para iniciar el ritual de la comida; más tarde, después de una larga espera, uno de los hijos regresa con una botella en mano, rellena de un líquido frío y negro, la hora de la comida comienza.
Este mismo escenario se repite durante la semana en millones de hogares mexicanos, provocando las ganancias de una de las compañías refresqueras más grandes de Latinoamérica y a nivel mundial.
Al respecto, uno de los caricaturistas más reconocidos de México, y que desafortunadamente perdió la vida hace unas cuantas semanas ―el pasado 8 de agosto―, Eduardo Ríos Zamora, mejor conocido como Rius, escribió y dibujó un documento que describía la «adicción» al líquido negro.
En su obra La droga que refresca, hace una crítica a todos aquellos consumidores del refresco más popular a nivel mundial, así como al séquito de seguidores que han llegado a idolatrarla.
Desde sus inicios, pasando por el origen del nombre y del compuesto activo del brebaje que se vendía en Estados Unidos, hasta los comerciales de los «ositos», Rius nos guía a través de pasajes ilustrados y humorísticos que pueden hacer reflexionar al lector sobre el uso de esta «droga», la cual, incluso para el caricaturista, era uno de los emblemas del imperialismo yanqui.
En entrevistas que le realizaron, mencionó que en repetidas ocasiones llegaban fanáticos de su obra a decirle que, gracias a sus libros y cartones, se volvieron vegetarianos, abandonaron el uso del tabaco y dejaron de beber ese líquido negro que es ampliamente popular en el gusto de los mexicanos.
La crítica social está siempre presente en este libro, sin embargo, Rius lo aterriza de manera elocuente y divertida, a tal punto que maneja, de manera light pero a su vez estructurada, un aspecto de la idiosincrasia mexicana: para todo mal, el remedio inmediato es la «Coca».
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