No es un secreto que los que ostentan el poder en nuestro país se sienten con la potestad de lucrar con el dinero público y hacer negocios, amparados por la ley, a diestra y siniestra con el mejor postor, el que ofrezca más. Ahí está el claro ejemplo de Rodrigo Medina, quien hizo amigos surcoreanos en la empresa KIA Motors, a quienes les habría entregado 3 mil 600 millones de pesos durante su administración.
El exgobernador de Nuevo León ha quedado absuelto de los delitos de peculado y contra el patrimonio de la entidad, al recibir el auto de no vinculación a proceso por parte de un juez, quien «misteriosamente» aseguró no haber encontrado elementos suficientes que fundamentaran las acusaciones contra el priista; el colegiado externó que la Subprocuraduría Especializada de Combate a la Corrupción del estado no entregó los datos «necesarios».
Al enterarse de la resolución Medina declaró: «Siempre tuve confianza en mi inocencia y nuca perdía la fe en la ley y su correcta aplicación». Apelando a una ley sesgada, que se aplica a conveniencia de quien más tiene. Mientras tanto, Jaime Rodríguez Calderón «El Bronco» (otro de esos que también tiene sus problemas con la delgada línea entre lo legal y lo ilegal) ni tardo ni perezoso, también manifestó su postura y apuntó que esta no es la «última instancia» y que su gobierno recurrirá a «todas las instancias que tengan que darse».
Así las cosas en México. En menos de dos semanas la maestra Elba Ester Gordillo dejó su arraigo domiciliario en Polanco para quedar en libertad y días después uno de los priistas de la «nueva generación» hace lo propio. A cuatro meses de que concluya el fatídico y eterno sexenio de Peña Nieto se dan movimientos que los malpensados podrían entender como un último mensaje de opacidad, dando la impresión de un borrón y cuenta nueva. ¿Aparecerá Javidú en este abanico de «perdonados legalmente»?
Veremos qué tiene qué decir pero sobre todo hacer el flamante presidente electo de nuestro país, de quien no se sabe si «avalará» estas determinaciones y también aplique la amnistía a los delincuentes de cuello blanco o buscará hacer valer la ley, esa que ya no sabemos si existe o no, como Dios. Porque si existe bien podríamos aplicar esa frase popular que dice: tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.
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