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La Corte Suprema de Estados Unidos, de mayoría conservadora, se negó a bloquear una ley de Texas que prohíbe la interrupción del embarazo después de seis semanas. Es decir, las mujeres no podrán abortar después de ese tiempo sin importar si el producto se da por violación o incesto.

La decisión fue tomada por cinco de sus nueve magistrados, tres de los cuales fueron elegidos por Trump. Los opositores al aborto festejaron la decisión, mientras que los partidarios de éste ya preparan nuevas demandas.

Ante esto, el presidente Joe Biden advirtió que esta decisión amenaza con provocar «un caos inconstitucional» y «un asalto sin precedentes a los derechos constitucionales de la mujer».

Por ello, prometió que verá «qué pasos puede tomar el gobierno federal para garantizar que las mujeres en Texas tengan acceso a abortos seguros y legales».

La ley de Texas prohíbe el aborto desde el momento en que se puede detectar un latido del embrión, que generalmente ocurre a las seis semanas. Por otro lado, con un plazo tan corto, muchas mujeres no se percatan de que están embarazadas.

La única excepción a esta ley es cuando la vida de la mujer corre peligro durante la gestación.

Más del 85% de los abortos realizados hasta ahora en Texas han sido posteriores a las seis semanas de gestación, según organizaciones de planificación familiar.

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