Ante los constantes argumentos del mandatario americano sobre su salida o la posible renegociación del Tratado de Libre Comercio, México sigue empeñado en restablecer, de forma íntegra, su modelo, incluidos los rubros que más han molestado a Donald Trump, el de los empleos altamente pagados, el comercio y la migración.
Por consiguiente, el canciller mexicano Luis Videgaray, planea un juego estratégico con la agenda internacional de Washington, buscando que los nuevos acuerdos de política comercial, entre estas dos naciones, principalmente, se definan antes de las elecciones presidenciales a celebrarse en 2018, pues se corre el riesgo de que las pláticas y acuerdos avanzados para ese momento, se vengan abajo por las disposiciones de un nuevo gobierno en México.
Por otro lado, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, insiste en formalizar una ruta sobre las negociaciones que darán vida al nuevo esquema del tratado, pues considera que no solo se trata de darle un orden a los puntos a tratar en los primeros acercamientos, sino de vislumbrar qué ruta es la más conveniente para ambas naciones y para el Tratado con ánimos de reforma.
Las negociaciones no serán nada fáciles, pues se espera que la administración del país vecino del norte busque apretar a su favor, anteponiendo la estancia de los millones de conciudadanos mexicanos que radican en ese país y que favorecen en mucho la economía mexicana con sus remesas.
La oportunidad de que ambas naciones crezcan, tanto en su economía como en su desarrollo institucional, se mantiene en el discurso, y hay que estar muy pendientes de qué resultados obtendrá México, ante esta lucha por mantener la apertura de acuerdo comercial con Estados Unidos.
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