El domingo, cientos de simpatizantes y detractores del actual gobierno cubano salieron a protestar a las calles, pues mientras unos exigían libertad y el abastecimiento de productos básicos y medicamentos, los otros defendían la administración del presidente Miguel Díaz-Canel. Luego de esto, el lunes, el país amaneció con cortes de energía y de internet móvil, además de un intenso movimiento policiaco.
Díaz-Canel dio un mensaje por televisión nacional en el que acusó a Estados Unidos de haber orquestado el golpe, pues comentó que los sucesos incluyeron marchas antigubernamentales como nunca antes vistas, detenciones violentas, saqueos de tiendas y patrullas de policía dañadas.
«Estamos observando que en todas las últimas semanas se incrementó la campaña contra Cuba en las redes sociales planteando un grupo de matrices, de las carencias que estamos viviendo, porque esa es la manera en que se monta: tratar de crear disconformidad, insatisfacción a partir de manipular las emociones y sentimientos», aseguró.
Miles de personas se lanzaron a las calles el domingo por la tarde, aunque fueron marchas sin una organización específica que se armaban en uno y otro lado a medida que más gente llegaba, constató The Associated Press.
La prensa también resultó herida, ya que dos corresponsales de AP fueron agredidos por simpatizantes del oficialismo y por las autoridades, quienes rompieron los equipos de un camarógrafo y golpearon a un fotógrafo hiriéndolo en la nariz y uno de sus ojos.
Por otro lado, el presidente reconoció que no todos los manifestantes eran «contrarrevolucionarios ni mucho menos», sino personas «insatisfechas» con la situación actual del país.
El lunes muchas de las principales arterias de la capital amanecieron fuertemente custodiadas por la policía. En algunas de ellas desde la noche del domingo se instalaron brigadas especiales.
Internet móvil fue suspendido y no hay servicios de datos ―o es intermitente― desde el domingo.
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