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La lucha por el poder que se «oficializó» en enero pasado con la autoproclamación del líder opositor Juan Guaidó como presidente ha llegado, tal vez, a su punto de tensión más alto hasta el momento. Los intereses en torno a Venezuela son muchos, como son muchos los políticos (nacionales y extranjeros) que se disputan el dominio del país sudamericano.

Sin embargo, los que más padecen estos arranques que añoran autoridad son los ciudadanos, esos que llevan años sobreviviendo ante la falta de suministros y una inflación que rebasa los límites más disparatados. Hasta el cierre de esta edición los reportes oficiales establecían que eran 69 las personas heridas tras los enfrentamientos en las calles.

Las imágenes le dieron la vuelta al mundo, y lo seguirán haciendo Manifestantes que apoyan a Guaidó son reprimidos por las fuerzas armadas: histeria colectiva, consignas, lamentos y reclamos. Todos emanados de los menos culpables pero quienes siempre son enviados al frente de los guamazos. Ellos son los vulnerables a los balazos (de goma y plomo), a los gases lacrimógenos y a las embestidas de los uniformados. Es atroz e indignante la imagen de una camioneta pasando por encima de varios manifestantes. Porque la igualdad de condiciones no existe, ni en el ámbito social ni en el armado.

Mientras tanto las autoridades no parecen ceder para iniciar  un diálogo que tenga como prioridad a sus gobernados, esos que, con sus votos, los pusieron en algún cargo público. Pero no, estos personajes solo buscan sus intereses (propios, genuinos, ajenos, foráneos). Bien dice el periodista Fabricio Mejía Madrid que las negociaciones deberían llevarlas a cabo Estados Unidos, Rusia y China, principales interesados en el porvenir del petróleo venezolano.

Según Mike Pompeo, secretario de Estado de la Casa Blanca, Maduro pretendía salir de Venezuela pero Rusia se lo impidió. Cabe recordar que Vladimir Putin y su gobierno fueron de los pocos que respaldaron al sucesor de Hugo Chávez en el poder. Al parecer el aún mandatario constitucional, quien aseguró horas antes tener «nervios de acero» ante la situación, se sabe vulnerable ante tanta presión y sabe que la hora ha llegado.

La postura de los venezolanos que se exponen en las calles, los ciudadanos de a pie, demandan democracia y libertad. No obstante, la tiranía que hoy muchos le achacan al actual régimen puede pasar hacia el otro lado, porque lamentablemente la disputa interna (con tintes de intervención) parece perseguir otros propósitos y no el bien del pueblo venezolano.

 

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