La candidata por el Frente Amplio por México (FAM), conformado por el PAN (Partido Acción Nacional), PRI (Partido Revolucionario Institucional) y PRD (Partido de la Revolución Democrática) es Xóchitl Gálvez, quien competiría en el 2024 ante Claudia Sheinbaum abanderada por el Partido Movimiento de Regeneración Nacional, Partido del Trabajo y Partido Verde, hecho que representaría ser la primera presidenta de la República o mantener curules en el Congreso de la Unión (Cámara de Diputados y Senadores). Pero la posible participación de Marcelo Ebrard generaría que la candidata opositora quede relegada hasta el tercer lugar, con pocos escaños en las cámaras o incluso, la posible pérdida de registro de los partidos que representa.
El Consejo Nacional de Morena definió al encargado de continuar la 4T instaurada por AMLO, por medio de encuestas se eligió a Claudia Sheinbaum como abanderada para las elecciones de 2024, enfrentándose a Xóchitl Gálvez. Este hecho generó una ruptura entre una de las corcholatas, Marcelo Ebrard contra Morena.
Luego de la ruptura del pasado 6 de septiembre, cuando Morena dio los resultados de su encuesta, Marcelo Ebrard puso en duda su permanencia en el partido, alegando que si la exjefa de Gobierno ganó fue por las diversas “prácticas” que se registraron en el proceso, por ello pidió que se repusiera el proceso de elección.
“(Estaré en la boleta), porque tengo que ser leal con la gente que me apoya”, comentó Ebrard.
En el caso del FAM se dejó ver “unidad”, aunque a medias, pero en Morena salió un principal inconforme, el excanciller mexicano, quien señaló que existe un desorden en las encuestas, hecho que lo tenía “muy preocupado”.
Actualmente la campaña de Gálvez parece centrarse en la clase media, ya que la clase alta es más que obvio que la apoyará, por lo que busca ampliar su respaldo ciudadano, pero si hay alguien que empatiza con el votante objetivo de la oposición, es Marcelo Ebrard, quien no solo competiría por la presidencia del país, se encargaría de arrebatar los votos opositores.
En ese caso, Marcelo Ebrard tiene dos opciones: aliarse con Movimiento Ciudadano (MC) o considerar unirse a la oposición luego de la invitación que le hizo Xóchitl, pero sería como parte del gabinete, olvidándose de la silla presidencial. Como independiente de plano ya no es el tiempo.
La oposición sabe el peligro que significa un Ebrard en las boletas y es por ello que buscan acelerar el proceso de definición del excanciller, si va a competir, que su campaña sea para afectar a Sheinbaum, y no contra ellos.
Como tal AMLO y Ebrard no se han atacado, ¿será un plan maquiavélico? De esta forma estarían compitiendo sus dos gallos más fuertes, garantizando una extensión de la 4T y la erradicación o disminución considerable del PRIAN…
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