LOS NUEVOS HIJOS DEL DEDAZO

Es muy curioso que entre las demandas que la militancia PRIista exige al interior de su partido sea la democracia, ya que, si entendemos que no son capaces de aplicarlo en el Comité Ejecutivo Nacional, menos lograrán hacerlo a un nivel más avanzado, es decir, en elecciones federales.

El PRI tiene un largo historial de personajes que son «hijos del dedazo», es más, se podría decir que es parte de su ADN. Y no solo del Revolucionario Institucional, sino de todos los partidos en general, sin embargo es en el tricolor en donde es más evidente, dado que ha sido un partido político hegemónico a nivel federal.

Era común que un miembro del gabinete, por presencia mediática, fuera designado como el candidato elegido por el presidente para sucederlo en la silla presidencial. Como ejemplo tenemos a Gustavo Díaz Ordaz quien tuvo como secretario de gobernación a Luis Echeverría, quien a su vez, tuvo como Secretario de Hacienda y Crédito Público a José López portillo, quien a su vez, tuvo como secretario de Programación y Presupuesto a Miguel de la Madrid, quien durante su gobierno mantuvo en esa misma secretaría a Carlos Salinas de Gortari y a su vez, éste colocaría a Ernesto Zedillo como Secretario de Educación.

En fin… ha quedado claro, ¿No? Esta es básicamente la propuesta de la militancia del PRI, que ven entre los colaboradores del presidente a los próximos candidatos. Ante ello, proponen que la siguiente designación de candidato sea por consulta directa a militantes y simpatizantes.

Otra de las exigencias de la militancia es la destitución de Enrique Ochoa Reza y Claudia Ruiz Massieu, presidente nacional y secretaria general del PRI, respectivamente. Ya que no se encuentran conformes con su desempeño en los puestos principales en la institución política, a pesar de que en las pasadas elecciones, lograron ganar dos gubernaturas, una de ellas es el bastión más importante del partido, siendo este el Estado de México, y el otro, no menos importante, en Coahuila.

Aunado a ello, se encuentra el hecho de que las declaraciones de Ochoa Reza han sido hasta cierto punto, no tan contundentes en temas determinantes, como lo han sido el tema Duarte, Borge, elecciones 2017, precandidatos 2018, etc.

Además, se pide que se democraticen las dirigencias PRIistas, es decir, que haya democracia al interior para que, quien tome las decisiones del partido, tenga el respaldo de la mayoría de militantes de la institución.

Quienes más han salido a criticar el trabajo de la actual dirigencia, son ni más ni menos que Manlio Fabio Beltrones, Ivonne Ortega y Ulises Ruiz. Habría que repasar un poco de historia para darse cuenta de la calidad política de los tres que han respingado en contra de Ochoa Reza, primordialmente.

Manlio Fabio, hombre de partido, militante de años, presidente nacional del PRI y coordinador de bancada. Además, pretendió ser presidente compitiendo contra Enrique Peña Nieto, siendo este último el preferido al interior del partido, por el grupo político al que pertenece, y siendo también el preferido ante la supuesta opinión Publica.

Ivonne Ortega, ex gobernadora de Yucatán y de quien se dice, es otra de la lista que ha dejado endeudada a la entidad en donde gobernó, por una suma de 2 mil 374 millones de pesos al cierre de 2015.

Ulises Ruiz, el gobernador que permitió que el estado de derecho se cayera en Oaxaca con el conflicto que enfrentó la fuerza pública contra la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), y además, de acuerdo con la Fiscalía, el desfalco durante su gestión fue de casi 500 millones de pesos.

La situación aquí es la apertura que den los dirigentes a las diversas expresiones internas, que en sí no cambian mucho, sin embargo, son compuestos por grupos políticos en donde unos son más poderosos que otros, pero en general, «todos jalan parejo».

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