LUIS VIDEGARAY: OTRO ESLABÓN DE LA VIEJA ESCUELA PRIÍSTA. FOTO: HOY NOVEDADES

Primeros Pasos

Debemos recordar que los sexenios de José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo forjaron las bases en un nivel económico y social para comprender el México que tenemos hoy.

Esta situación fue comprendida por un joven Luis Videgaray Caso cuya carrera política dio inicio en 1987 cuando se mostró como militante del Frente Juvenil Revolucionario, una filial para jóvenes del PRI, sin embargo la política dura comenzó a ejercerla cuando aún no culminaba sus estudios de Economía en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuando el entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, Pedro Aspe Armella, su mentor, lo nombró asesor de dicha oficina.

Fue así que el actual secretario de Relaciones Exteriores pudo enfrentar desde las entrañas de la clase política, y dígase de una manera más concreta y detallada, desde la mesa o sala de juntas que lo pactó, la promulgación y ejecución del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, mismo que, por su experiencia, él mismo se encuentra negociando con el gobierno de Donald Trump.

Posteriormente en el sexenio de Ernesto Zedillo, fungió como asesor de la Secretaría de Energía, que en aquel entonces estaba liderada por Ignacio Pichardo Pagaza. En este sexenio, no lidió directamente con la devaluación del peso frente al dólar, situación que trajo consigo la poca capacidad de maniobra que Salinas de Gortari dejó a Zedillo, sin embargo, vivió de cerca el bache que significó la pérdida de valor de la moneda mexicana.

Videgaray en el semillero mexiquense

La travesía que Luis Videgaray vivió durante su paso por la política del Estado de México, inicio obligado en su clan político, fue el punto de partida para que, en 2012, se convirtiera enteramente en el hombre de confianza del presidente, quien lo designó como secretario de Hacienda del gabinete federal.

En 2005, junto al otro perfil «joven» doctrinado por la vieja escuela del PRI: el entonces gobernador Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray comenzó su trayectoria entre la selecta «cúpula priista mexiquense» al desempeñarse como secretario de Finanzas del estado.

Para 2009, ya como diputado federal mantuvo su apoyo al «presidenciable» desde la curul  y dos años más tarde fue nombrado dirigente del Comité Directivo Estatal del PRI;  sin embargo, Videgaray nunca mantuvo en secreto su interés de contender por la gubernatura  del Estado de México, junto a Eruviel Ávila, Ernesto Némer y, quien desde entonces ya hacía fila para ser abanderado: Alfredo Del Mazo.

No obstante, el partido definió que Ávila Villegas sería candidato, por lo que, en marzo de 2011, solicitó licencia ante la invitación del mismo Eruviel para ser el coordinador general de su campaña y un año más tarde, realizaría la misma tarea, pero esta vez para Enrique Peña Nieto en las elecciones federales.

Videgaray lo sabía: perdió la candidatura mexiquense, pero, de triunfar Peña Nieto en las presidenciales de 2012, él se convertiría en su «poderoso» secretario de Hacienda.

Transición de gobierno y su llegada a Hacienda

En 2012, Luis Videgaray inició la era peñista como el director de orquesta para la transición gubernamental entre el saliente gobierno y el partido tricolor que, después de 12 años, regresó a la Residencia Oficial de Los Pinos. Se le llegó a considerar «El Cerebro» de todo el gabinete federal.

Como era de esperarse, Peña Nieto le confió la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, cargó que ocupó hasta 2016 y en el que las reformas a la Constitución en dicha materia dejaron como resultados, principalmente, altos índices de inflación, aumento en la deuda pública y una histórica depreciación del peso frente al dólar.

Además, el empresariado mexicano se manifestó en más de una ocasión por las modificaciones fiscales ejecutadas durante su gestión en la Secretaría, pues exponían que el aumento en impuestos perjudicó de manera considerable las finanzas de sus negocios, especialmente con la homologación del IVA en la zona norte del país.

Finalmente, el 7 de septiembre del año pasado, en respuesta a la presión generada desde las entrañas del mismo gabinete, Videgaray renunció a la Secretaría de Hacienda, al ser señalado como el mayor responsable por la turbia visita a México de Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos.

Pese a su salida, algunos medios confirmaron que un Videgaray, de estilo más «rockero», nunca dejó de visitar la Residencia Oficial de Los Pinos, y que continuó aconsejando a su desalentado presidente, y amigo, Peña Nieto.

Caso Malinalco

Si en  2014 hubo una embestida mediática que abolló la defensa del Gobierno Federal, esa fue por el escándalo de «La Casa Blanca» en Lomas de Chapultepec, pues investigaciones periodísticas acusaron a la pareja presidencial de adquirir tal propiedad incurriendo en conflictos de interés con el controvertido grupo empresarial Higa.

A ese petardo en la mano se sumó un impacto más, cuando el mismo grupo periodístico acusó de otro conflicto de interés entre dicha empresa y Luis Videgaray, cuando éste le compró una casa en el municipio mexiquense de Malinalco.

Sin embargo, la investigación de ambas acusaciones fueron encomendadas al flamante y recién nombrado secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade, cercano a Videgaray Caso, misma que finalizó en una risible resolución que exoneró tanto a Peña Nieto como al titular de Hacienda, de delito alguno.

Era Trump

En septiembre de 2016, Luis Videgaray creyó que era buena idea invitar a los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, su experiencia en negociaciones con empresarios derivado de los inicios de su carrera política, así como el cargo en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, le hicieron creer al presidente que era una buena idea.

Sin embargo, no contaron con que Hillary Clinton declinaría la invitación, mientras que el magnate, Donald Trump aceptaría ser recibido en la Residencia Oficial de Los Pinos en un hecho sin precedentes, en el que la decisión y posterior visita del entonces candidato, cavarían su propia tumba.

Su estancia fuera de la función pública duró muy poco, ya que tan solo unos meses después, Videgaray sería llamado por Peña Nieto para tomar el lugar de Claudia Ruiz Massieu en la secretaría de Relaciones Exteriores, y él lidere en estos momentos la renegociación del tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

Cuando Videgaray asumió su puesto en la cancillería, se le cuestionó respecto a su experiencia a lo que respondió: «Yo no conozco la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), no soy un diplomático. Vengo a aprender de ustedes. Vengo a hacer equipo en un momento en el que México nos necesita más que nunca». esta situación fue muy criticada, dado que la cancillería enfrentaría situaciones adversas que requieren de conocimiento pleno del puesto.

Así mismo, recientemente, se ha enfrascado en una discusión «de lejos» con la canciller Venezolana, Delcy Rodríguez, quien cansada de las acusaciones de México por violación a los derechos humanos durante protestas opositoras a Maduro, respondió «No tiene vergüenza el canciller de México, yo creo que él está cumpliendo un papel, está cumpliendo un mandato. No sé qué le van a pagar, no sé qué le han ofrecido a cambio, pero hay que ser realmente muy desvergonzado para pararse a decir lo que ha dicho de Venezuela sin voltear a ver la realidad de su país».

Ante esto, Videgaray ha respondido únicamente por no quedarse callado, señalando que en México no se asesina ni persigue a periodistas ni a defensores de derechos humanos.

Por: César J.G. y Edgardo V.L.

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