19 de septiembre: el día que hará temblar a las almas mexicanas
19 de septiembre: el día que hará temblar a las almas mexicanas

Se cumple un mes desde el terremoto que azotó al país.

El terremoto del pasado 19 de septiembre nos enseñó que ante la adversidad somos capaces de actuar de la mejor forma, pero también de aprovecharnos de los demás.

¿Qué posibilidades había de que un fuerte terremoto se suscitara en el mismo día que hace 32 años, otro gran sismo destruyó la misma ciudad? No lo sé, pero quiero pensar que tal vez es una en miles de millones y que esto sólo fue una mala jugada del azar.

Hoy se cumple un mes desde el fatídico 19 de septiembre, un día que para muchos de nosotros dejó de ser una simple experiencia contada por padres y abuelos para convertirse en una experiencia que, seguramente, no querremos volver a vivir. Hoy, 19 de octubre de 2017, se cumple un mes desde aquel momento en que la tierra mexicana cimbró una vez más y nos hizo darnos cuenta de lo pequeños que somos frente al mundo y la naturaleza, pero también de lo grande que somos ante la adversidad.

Este día ha pasado ya un mes desde que aprendimos que ante la desgracia el principal pilar de la sociedad es ella misma, pero también es esta misma uno de sus principales enemigos; pues si bien descubrimos que nuestra generosidad va desde el simple hecho de no estorbar o apoyar con una lata de comida, también descubrimos que ante este tipo de sucesos todavía hay quienes se aprovechan de la desgracia de otros, ya sea desde saquear una casa abandonada –el hogar que quizá costó el trabajo de toda una vida construir- hasta hacerse pasar por falsos damnificados con tal de cobrar un cheque.

Hoy se cumple un mes desde que aprendimos que aquel ejército, aquella marina o hasta ese policía de tránsito al que tanta porquería le decimos, también están ahí para ayudar, para sacar a sus semejantes de entre los escombros; pero también aprendimos que aún en emergencia, son capaces de enfrentarse a los vecinos que, ante la desesperación, sólo intentan pasar y ayudar a los victimas del derrumbe.

Ha pasado un mes desde que las redes sociales nos enseñaron que ante el desastre son una forma increíble de hacer llegar información que puede salvar vidas; pero que también pueden ser peligrosas en manos de aquella gente que únicamente le importa desinformar y generar pánico a la gente, como lo fue el decir que maquinaria pesada estaba entrando a zonas de derrumbe donde aún había gente con vida; o incluso a publicar que el mismo ejército mexicano estaba evitando la entrada de rescatistas nacionales e internacionales cuando esto no era cierto, y todos estaban trabajando en conjunto para salvar, al menos, una vida más.

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