Un cordón de seguridad para combatir a los encapuchados: Claudia Sheinbaum
51 años y contando

Un cordón de seguridad para combatir a los encapuchados: Claudia Sheinbaum

El Comité 68 pidió crear una comisión para investigar al expresidente Luis Echeverría.

En el marco de los preparativos para la conmemoración por los 51 años de la masacre en la Plaza de las Tres Culturas, el Comité 68 pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador la creación de una comisión que investigue los hechos de aquel fatídico 2 de octubre.

Además de investigar al expresidente Luis Echeverría Álvarez (en ese entonces secretario de gobernación), pidieron indagar a todos los elementos partícipes del Batallón Olimpia, pues aseguraron que el expediente no está cerrado, sino «inactivo», algo que podría implicar llamar a comparecer al exmandatario.

Sin embargo, lejos de ocuparse por resolver el expediente de los acontecimientos previos a la olimpiada de 1968, el Gobierno mexicano —especialmente el capitalino— parece estar preocupado por frenar el vandalismo y la violencia que ha acompañado a las últimas manifestaciones en la capital.

Por lo anterior, la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum sugirió la creación de un cordón de paz, algo que ni ellos saben cómo funcionará pero que presume contará con la participación de 12 mil funcionarios capitalinos; de igual forma, el presidente Obrador hizo un llamado a la población para manifestarse en paz, sin disturbios y en respeto a quienes toman las calles para exigir justicia.

Sin embargo, con los antecedentes inmediatos, el cordón de paz parece más una medida precipitada que una estrategia para erradicar a los «infiltrados y encapuchados» de las marchas, esos que han tomado en sus manos el «anarquismo y la izquierda extremista del país»; peor aún, parece ser una iniciativa que pondrá como carne de cañón a la sociedad civil que intente dialogar con los inconformes.

No hace falta mencionar que el deterioro de las relaciones entre autoridades y población ha llegado a un punto muerto. Los policías son los malos, los puercos, violadores y abusivos; la sociedad civil, comienza a despertar y exige el fin a las torturas, los excesos y el respeto a sus derechos constitucionales; empero, existe un grupo más que pretende hacerse escuchar a base de disturbios y destrucción, se presume, orquestados desde una oposición altamente lacerada e incapaz (políticamente) de hacer mella a la 4T.

El 2 de octubre no solo representa la barrera entre el uso de la fuerza pública y el autoritarismo de un régimen, también culminó una serie de manifestaciones que demostraron la organización de un movimiento legítimo e —así parece— irrepetible. Desde luego, los tiempos eran otros, los mandatarios diferentes y el México que hoy enfrentamos, aun bañado en sangre no deja de reclamar justicia.

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