La semana pasada un conflicto en rectoría de Ciudad Universitaria de la UNAM nos hizo recordar la violencia que impera en nuestro país, no solo por las agresiones de los grupos porriles, sino por el contexto en el cual se detonó el problema: la falta de seguridad en las inmediaciones de la escuelas.
La gran inseguridad con la que viven los estudiantes no es novedad, pues lamentablemente, en el mes de agosto, se supieron los casos de dos víctimas, estudiantes de la UNAM, quienes fueron agredidas al salir de la FES Acatlán y del CCH Oriente.
Lamentablemente esa violencia nos llevó a más violencia, no obstante, las autoridades de la universidad apenas empiezan a resolver, mientras que la Procuraduría General de la República (PGR) y la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México se avientan la papa caliente para ver quien termina quemado.
Lo anterior porque, a través de un comunicado emitido por el procurador Edmundo Garrido, se interpretó que la PGR declinaba su labor de hacer la investigación y procedimientos correspondientes tras las agresiones, debido a la falta de competencia y desconocimiento de los hechos.
Sin embargo, la PGR indicó que los términos legales fueron malinterpretados por la PGJ, pues aclaró que no han rechazado investigar los hechos violentos, pues continúa con su carpeta de investigación y al mismo tiempo, ha entregado a la PGJCDMX información para su indagatoria por delitos de fuero común.
Mientras tanto, la UNAM ha pedido a sus alumnos y al público en general que aporte pruebas, ya sean testimonios, videos o fotografías sobre las agresiones que realizaron el pasado lunes frente a la torre de Rectoría.
¡Al parecer no pueden con esto!
¿Qué más ha hecho la UNAM?
Pues el rector, Enrique Graue suspendió al coordinador operativo de Vigilancia de dicha institución, Jesús Teófilo Licona Ferro, quien de acuerdo a diversos testimonios, se le conocía por estar presente en las movilizaciones y manifestaciones de estudiantes, aunque sin entrometerse. Además, el mismo rector informó la expulsión de al menos 18 agresores.
¿Con dichos actos acabarán con la violencia que existe en las inmediaciones de la institución? Y ¿Realmente van a desaparecer a todos los gurpos porriles de la UNAM?
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